En las últimas semanas, Impsa viene ocupando las primeras planas de los diarios de todo el país por el pedido que hizo para que el gobierno nacional aporte capital a efectos de salvar a la propia empresa de un eventual quiebre financiero.
En tal contexto, la “nave insignia” de Enrique Pescarmona presentó una oferta para que el Ejecutivo de Mendoza tome parte del paquete accionario de la compañía por la friolera de 5 millones de dólares.
Nadie en el cuarto piso de la Casa de Gobierno lo confirmará fehacientemente, pero se sabe que la operación se concretará de un momento a otro.
“Es prematuro decir qué vamos a hacer, no tenemos respuestas definitivas”, explicó, por caso, el ministro de Economía y Energía, Enrique Vaquié.
No obstante, anticipó: “No se puede caer (Impsa) por el impacto que eso significaría. Más allá de los ‘fierros’, tiene un capital humano muy valioso”.
Finalmente, por lo que pudo saber Diario MTN, la avanzada se dará a través de la Legislatura de Mendoza, con las pertinentes explicaciones del propio Vaquié. Acto seguido, el gobierno de Rodolfo Suarez adquirirá las acciones de la empresa de Pescarmona.
Y allí es donde asoman algunas preguntas inquietantes: ¿Está bien que le den 5 millones de dólares a Impsa? ¿So pretexto de qué? ¿Por qué no salvar a otras empresas más emblemáticas de Mendoza?
Es, por lo menos, curiosa la movida que pergeña el Ejecutivo provincial, sobre todo en momentos en los cuales los dineros públicos escasean, producto del feroz avance de la pandemia del coronavirus.
Entonces, se deja ver otro interrogante: ¿Por qué en lugar de “salvarlo” no le concedieron un crédito a Pescarmona, por el mismo monto, a devolver en cómodas cuotas?
Más allá de la eventual respuesta, lo más curioso de todo el culebrón, es lo que subyace detrás. La cualidad moral de aquel al que el gobierno decidió salvar.
Porque Pescarmona es el mismo que supo aparecer en los cuadernos de Centeno, aquellas anotaciones que dejaron al descubierto la corrupción en la obra pública en tiempos del primer kirchnerismo.
Las “dádivas” las reconoció el mismísimo titular de Impsa el jueves 30 de agosto de 2018, ante el juez federal Claudio Bonadio.
Ese día Pescarmona se convirtió en un nuevo “arrepentido” judicial, en el preciso momento en el que admitó haber pagado una coima millonaria “bajo presión”. Ni más ni menos que 2,98 millones de dólares.
Entonces, bajo este nuevo prisma, la pregunta vuelve a repicar con insistencia: ¿Merecía que lo salvaran con 5 millones de dólares?
Respuestas se escuchan…
IMPSA busca un salvataje apoyándose en el estado provincial y nacional