El convenio que no fue: el calvario de los jóvenes sureños a los que dejaron “tirados” en Mendoza

El sueño de un puñado de sureños que sueña con terminar sus estudios superiores en el Gran Mendoza, se vio postergado por los desajustes e irregularidades de las municipalidades de Las Heras y General Alvear.

El quiebre que se produjo entre el intendente lasherino Daniel Orozco y el Frente Cambia Mendoza, no solo ha generado chicanas y cruces entre los actores vinculados a La Unión Mendocina y al oficialismo provincial. Esa ruptura terminó complicándole la vida a un grupo de sanrafaelinos y alvearenses que soñaban con realizar una carrera superior en la capital provincial.

El tema, que si bien no es nuevo, comenzó a dar que hablar el año pasado. En junio del año pasado, los intendentes Walther Marcolini (General Alvear) y Daniel Orozco (Las Heras) anunciaban con bombos y platillos el entendimiento al que habían llegado, y por medio del cual ayudarían a 40 sureños a “cumplir 40 sueños”, tal cual se lee en las gráficas oficiales.

Por aquellos días, los representantes de ambas comunas celebraban la puesta en marcha de este “acuerdo”, y como puede observarse en los sitios oficiales de ambas municipalidades, juraban querer ayudar a “estudiantes de nivel terciario o universitario que cursen en Mendoza y que, por razones socioeconómicas, tengan dificultades para su manutención”.

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El convenio lo detallaba claramente. Solamente recibirían asistencia estatal, los jóvenes “que estudien en la UNCuyo o en la UTN de la Ciudad de Mendoza”.

Si bien Alvear cuenta con varias instituciones en las que se ofrece una gran cantidad de carreras, es una realidad que son muchos los jóvenes que emigran a localidades vecinas, en las que las posibilidades son otras.

Igualmente, sabido es las dificultades que representa para una familia afrontar los gastos que conlleva sostener los estudios de los jóvenes en el Gran Mendoza, en donde los costos de alquiler y del día a día suelen ser más elevados que en la localidad del sur.

Así y todo, fueron varios los alvearenses y sanrafaelinos que se prendieron en esta iniciativa y partieron hacia el Gran Mendoza para iniciar con sus respectivas carreras.

Los dolores de cabeza empezaron al poco tiempo. Algunos “desajustes” entre los responsables del convenio comenzó a complicar a los jóvenes.

Uno de los que más complicaba (y complica) a los que todavía siguen creyendo en ambas comunas, es el tema del hospedaje.

En un primer momento, a los jóvenes se les dijo que serían hospedados de lunes a viernes en el Polideportivo Vicente Polimeni, algo que a duras penas pasó.

Durante los primeros meses del programa, “nos mandaron a un hospedaje que quedaba a dos horas de la facultad, pero lo aceptamos porque recién empezábamos y necesitábamos un techo para continuar con los estudios”, dijo a News Online Lourdes Suarez, una de las tantas jóvenes que se cansó de los espejitos de colores y optó por romper el silencio.

“El proyecto consistía en darnos hospedaje de lunes a viernes, media pensión, becas de fotocopias, la tarjeta SUBE para poder ir a cursar y acompañamiento interdisciplinario”, agregó la joven que estudia la licenciatura en Matemática en la Universidad Nacional de Cuyo.

El tiempo fue pasando y las respuestas jamás llegaron. Inclusive, según contó la joven, cuando lograron obtener lugar en el Polideportivo Vicente Polimeni, “nos hospedaron dos meses en una oficina de un comedor”.

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Pensando en que todo esto se solucionaría, y viendo que no tenían otra alternativa, agacharon la cabeza y ahí se quedaron.

El día a día se tornó insoportable, y lentamente los sureños a los que iban a cumplirles los “sueños” decidieron agarrar sus pertenencias y volver a sus lugares de origen.

Así y todo, de acuerdo a lo manifestado por Suarez y Giovanna Diaz, otra alvearense a la que se le “rieron en la cara”, en el polideportivo “queda una de las chicas que entró hace un mes y medio. Se quedó porque no tiene donde hospedarse, entonces aprovecha el techo que se le brinda”.

Ambas estudiantes confiaron en que ya son cuatro las personas que se dieron de baja, y que nada quieren saber con volver al coqueto polideportivo ubicado en la calle Roca de Las Heras.

Las jóvenes, no solo que expresaron su malestar contra las autoridades lasherinas, sino que también apuntaron contra el Ejecutivo alvearense: “Se borraron completamente”, subrayaron.

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“Hubieron dos semanas en la que no nos dieron nada de comida. Durante febrero y marzo de este año nos llevaban las cajas de té, pero no nos daban las otras cosas que venían en la media pensión”, añadieron.

El abandono y la falta de respuestas fue tal, que “hubo semanas en las que no nos daban comida, y una persona de la municipalidad de Las Heras, que ya no trabaja más ahí, nos entregó mil pesos para que compraramos algo para comer”.

Como reza el título de este artículo, así fue el calvario de un puñado de estudiantes a los que les vendieron un “sueño”, que poco duró y que terminó convirtiéndose en un verdadero infierno.

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