El pasado 14 de diciembre, News Online dio a conocer una situación insólita y sumamente molesta que hizo estallar a los vecinos del barrio Unimev de Guaymallén.
Resulta que el 14 de abril, o sea seis meses antes de aquel artículo que redactó este mismo periodista, Aguas Mendocinas inició con mejoras cloacales en inmediaciones de calles Adolfo Calle y Estada.
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Debido a estos trabajos, los operarios debieron destruir al asfalto que había en la zona y luego hacer las zanjas correspondientes para renovar la vieja cañería.
Los días fueron pasando y la obra, tal cual contó este diario hace meses, avanzó poco y nada. Esta situación causó y causa gran malestar entre los vecinos de la zona. Los lugareños, además de tener que lidiar con la obra a la mitad, tienen que rebuscársela para poder estacionar sus vehículos y soportar grandes de polvo debido a la tierra que quedó en el lugar.
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Y pese a que los vecinos elevaron notas, recurrieron a la prensa y pusieron el grito en el cielo millones de veces, nadie los escucha.
El pasado 16 de diciembre, luego del fuerte temporal de agua y granizo que azotó a varios departamentos de la provincia, provocó un desborde cloacal en la zona, lo que prácticamente convirtió a la zona en un río de materia fecal y agua podrida.
Las fotos y los videos que acompañan esta nota son elocuentes, y reflejan claramente los serios dolores de cabeza que sufrieron y sufren los lugareños.
El mencionado desborde no es lo único que hizo estallar a los vecinos. En aquel entonces, y con la calle “tapadísima en mierda”, según precisó un comerciante del lugar, “se hizo un socavón inmenso y cayó un auto con dos personas en el mismo agujero”.
Al día siguiente, personal de la firma responsable se hizo presente y solucionó el inconveniente a medias.
Hoy, a 26 de diciembre, aquel socavón que se formó tras la tormenta en uno de los tantos tramos de calle Estrada por los cuales no se puede circular debido a la eterna obra, sigue abierto.
Y además del peligro que conlleva tener abierto un pozo de este tipo, ahora los vecinos deben convivir “con un olor a mierda insoportable”, tal cual contó Pablo Godoy, un comerciante de la zona.
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“Cuando viene vientito sur, la baranda a mierda que tengo acá es insoportable. Yo tengo que laburar con el negocio abierto, realmente esto no da para más”, confió el hombre.
Y, visiblemente molesto, explicó: “Acá cuando llueve esto es un río, y estamos a nada de las tormentas de verano. Primera tormenta, se inundó la cloaca, se tapó ese fin de semana y brota mierda por todos lados”.
El verano ya empezó, las altas temperaturas son una constante y “el olor a mierda es insoportable”, pese a esto la obra sigue inconclusas y los que tienen que dar la cara no aparecen.
