Desde hace 20 años, el 28 de marzo no es solo una fecha más en el calendario para los hinchas de Independiente Rivadavia. Hace exactamente 20 décadas atrás, la Lepra marcaba uno de los hitos más grandes en la historia del fútbol mendocino: mandaba al descenso a su clásico rival, Gimnasia y Esgrima.
El Azul del Parque derrotó 1-0 al Blanquinegro en una soleada tarde del 28 de marzo, pero del año 2004 en el estadio Malvinas Argentinas con un imponente marco en las tribunas y condenó a su acérrimo rival de toda la vida, convirtiéndose en el duelo más trascendental entre ambos clubes.
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En un partido para el infarto y como lo deja en evidencia cada resumen de aquella época, el Lobo salió a comerse a la Lepra para evitar el descenso, pero no tuvo fortuna y su clásico le dio la estocada final para perder la categoría.
Gustavo Ortiz, se convirtió en el verdugo del Mensana y convirtió el único tanto del disputado clásico durante el complemento. Aquella victoria no solo significó tres puntos en la tabla de posiciones, sino que tuvo un peso emocional y simbólico incalculable: mandó al Lobo al descenso al Torneo Argentino B.
Sin embargo, la historia marca que no fue la única vez que Independiente Rivadavia mandó al descenso al Pituco. Cuenta la leyenda que el hito se volvería a repetir años más adelante, precisamente en 2007 y el Azul se convertiría una vez más en verdugo de Gimnasia, al descenderlo otra vez al Torneo Argentino B.