Eran cerca de las 10:00, cuando otro estudiante de la institución notó que el sujeto antes mencionado portaba un arma de fuego, por lo que de inmediato dio aviso de la situación a una de las preceptoras.
Posteriormente, la preceptora observó el arma y de inmediato dio aviso a los directivos. Estos últimos, ni bien tomaron conocimiento de lo que ocurría en la casa de estudios de calle Sarmiento, activaron el protocolo correspondiente.
Tras comunicarse al 911, un grupo de uniformados arribó al colegio y secuestro el arma, la cual resultó ser una pistola Bersa calibre 22.
Pese al hermetismo por parte de las autoridades escolares, se supo que convocaron a los padres de uno de los estudiantes. Según los colegas de diario El Sol, los progenitores, sorprendidos sobre la acusación que recaía sobre su hijo, negaron que el arma le pertenezca.