Una situación bastante oscura ha vuelto a poner en escena al directorio del Hospital Lagomaggiore, nosocomio que tiene al frente a Roxana Cabrera.
Resulta que en dicha institución se desempeña Margarita Elisabeth Soto (50), una experimentada enfermera del sector de Traumatología, que de un día para el otro se vio involucrada en una situación “muy bien armada”, tal cual contó a News Online.
Mediante una charla que tuvo con este cronista, comentó que no va al hospital “desde el pasado 2 enero”, por encontrarse con licencia médica.
Según le hicieron saber a Soto y a cinco colegas, se les abrió “una causa por maltrato de un paciente”, algo que hasta el momento no figura en ningún lado.
Inclusive, la propia Soto cuando fue en busca de explicaciones, se encontró con que Cabrera “y la encargada de Recursos Humanos estaban de vacaciones”.
Además del mal momento que les está tocando atravesar a estas profesionales, sufrieron la expulsión del servicio, algo que aseguran les ha afectado “psicológicamente”.
“Nos expulsaron del servicio, nos destinaron a distintos lugares del hospital. Sentimos que hemos sido violentadas laboralmente e institucionalmente, nos han ensuciado a nivel profesional cuando no hay nada de ningún paciente”, señaló.
“Yo creo que lo han hecho para meter gente al Estado, todo es para justificar y meter a algún amigo de los jefes”, siguió relatando.
De hecho, explicó: “Han sacado dos turnos de la noche en el servicio de Traumatología y metieron a gente contratada”.
Otro dato que Soto no pasó por alto, es que en una de las notas “escritas de puño y letra” que recibió notificándose sobre la citación, “fue escrita por alguien que no es jefe, es alguien que está puesto a dedocracia”.
Soto, afiliada a la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA), se asesoró con abogados del gremio, los que hablaron con la supuesta paciente maltratada, y ella misma les dijo “que nunca dio el nombre de nadie”.
“Todo esto está muy bien armado. Lo que más nos duele es el daño profesional que nos están haciendo”, agregó la indignada mujer, que terminó la charla manifestando: “Violaron todo el estatuto del empleado público, violaron todo”.
Los días siguen pasando y el daño ya está hecho, mientras tanto las trabajadoras siguen a la deriva y esperando que alguien ponga la cara, algo que difícilmente ocurra.