Muy pocos son los avezados que logran hacer cumbre en el Cerro Aconcagua. Cuando especialistas en la materia logran este objetivo, el hecho suele tomar trascendencia, pero cuando lo concretan inexpertos, o personas que solo lo hacen por hobbie, todo toma mayor notoriedad.
Bautista González, efectivo de la Unidad Motorizada de Acción Rápida (UMAR) de Mendoza, actualmente tiene 41 años y logró recientemente su gran objetivo: hacer cumbre en los 6.961 metros del Cerro Aconcagua.
El oficial no lo hizo solo, estuvo acompañado por su camarada, el Oficial Principal Ramón Funes.
Además de lo que implica dicha travesía, hay otro detalle por demás importante, y es que ambos lograron el segundo ascenso por parte de miembros de la UMAR a la cima más alta de América luego de 19 años.
Hay otra parte de la historia que también conmueve y mucho a un pequeño poblado mendocino. Tal cual se describió anteriormente, González es sanrafaelino.
Nació en el pequeño distrito de Real del Padre, localidad a la que recuerda con cariño y cierta melancolía.
En diálogo con News Online, recuerda: “Fui a la escuela Juan de Dios Correa, después hice un año en la técnica y terminé el secundario en el CENS”.
Si bien en su cabeza desde hace tiempo venía dando vuelta la idea de escalar el Aconcagua, es algo nuevo para él.
La travesía fue planeada “un año antes de la pandemia, pero lo postergamos y lo retomamos para hacerlo durante esta temporada”.
A medida que la charla avanzaba, el sanrafaelino comentó que “la travesía comenzó el 1 de enero cuando llegamos a Penitentes, y el 2 comenzamos a caminar desde Los Horcones hasta Plaza de Mulas”.
La expedición continuó el 3, pero ese día González y su acompañante descansaron. “El 4 hicimos el cerro Bonete a 5.200 metros sobre el nivel del mar”, para luego tomar un nuevo descanso.
“El 6 subimos hasta Nido de Cóndores, donde estuvimos hasta el 10 que salimos a las 5:30, y logramos hacer cumbre a las 17:02”, comentó.
Ni bien llegaron a la cima, el oficial de la Policía de Mendoza desplegó una bandera de la UMAR, pero además hizo lo propio con la de su amado Real del Padre.
“Llevábamos con mi compañero la bandera del trabajo. Entonces yo me dije también ‘quiero llevar la bandera de mi pueblo a lo más alto de América’”, agregó.
Ni bien logró su cometido, llegó el momento del descenso, otra dura prueba a la que se enfrentó sin grandes inconvenientes.
Una vez en Carrodilla, donde actualmente vive junto a los suyos, y luego de que las fotos hayan llegado a su pueblo de origen, Bautista González le sacó una sonrisa a los vecinos del pequeño Real del Padre.