El correntino siempre se caracterizó por su perfil bajo, pero en los últimos meses cosechó dos pergaminos importantes. En agosto obtuvo la reelección con el 75 % de los votos y una diferencia histórica sobre el peronismo. El último domingo su lista se adjudicó las legislativas con el 59 %, el porcentaje de votos más alto del país para Juntos por el Cambio.
Desde que logró la reelección, Valdés empezó a levantar el perfil a nivel nacional y a meterse en la discusión del radicalismo. Allegados al correntino revelaron que el próximo paso es tallar en el reparto de los cargos en el Congreso, donde desde diciembre tendrá un bloque de dos senadores y cuatro diputados más algunos aliados en ambas cámaras.
Además de los triunfos en Corrientes, Valdés fue una pieza clave en las campañas del radicalismo en Chaco, Formosa, La Pampa y en Misiones, donde apoyó la candidatura del concejal posadeño Martín Arjol, que logró un histórico triunfo sobre el frente que conduce Carlos Rovira.
Hasta el momento, la pelea para reemplazar a Alfredo Cornejo en la presidencia del radicalismo está concentrada en Morales y Lousteau, que durante la campaña tuvieron algunos cruces, anticipando la pelea que se viene.
Morales cuenta con el apoyo de la vieja guardia de la UCR encarnada en Ernesto Sanz y Mario Negri, además de figuras emergentes como Facundo Manes y Maxi Abad. En tanto, Lousteau juega con el respaldo del histórico Enrique “Coti” Nosiglia, Gustavo Posse y el cordobés Rodrigo de Loredo. En ambos espacios se anotan el posible apoyo de Cornejo, mientras que en el entorno de Lousteau creían tener de su lado a Valdés.
Por ahora, hacia el interior del radicalismo, han hecho saber que lo ven más fuerte a Valdés que al gobernador de Jujuy.
Valdés tiene buena relación con Morales, pero recientemente le avisó que de no muy buena manera, que no dejará que se autodesigne como el vocero de la Unión Cívica Radical ante el Gobierno nacional o en la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio.