Es hora de decir “¡Basta!” (una bola de nieve llamada gasto público)

No se puede continuar con el gasto público de esta manera.

Es hora de decir “¡basta!”, de una vez y para siempre. De terminar con el despilfarro de guita que consume el Estado, de finalizar con el asfixie al sector privado.

La situación es insostenible, se mire por donde se mire, a tal punto que el Gobierno debió lanzar precios cuidados de carne que, de hecho, resultó ser un fiasco. Si, en Argentina, el gran productor de carne.

No se puede soportar la presión que genera sobre la economía que, al menos prepandemia, haya 55 empleados en el sector público por cada 100 empleados registrados en el privado y es que, hay cargos que sobran en el Estado mientras que las empresas hacen falta. ¿Cómo cambiaría esa ecuación si todos los desempleados del país trabajaran para alguna firma privada y la administración política-gremial del país se desburocratizara?

En esto último es necesario también tener en cuenta la reducción que ello representaría en lo referente a las asignaciones que el contribuyente paga.

Pero el simple hecho de que haya 55 empleados con sueldos públicos contra 100 registrados en el privado, hace que el Estado sea insostenible. ¿Cuánto más favorece a la inviabilidad las contrataciones irrisorias, las compras con sobreprecio, la comparación de los suculentos sueldos que cobran los “representantes” respecto de algún trabajador que cobra de una empresa no estatal?

Es injusto e inaceptable que un legislador nacional cobre en bruto por encima de los 200 mil pesos y encime se le brinde un “bono covid” de 100 mil pesos sin necesidad de rendirlo.

Pero eso no es nada, lo peor es que en muchos casos, legisladores provinciales y concejales municipales también cobran esas siderales cantidades de dinero ¿Cuánta masa de plata es mensual? Y ello sin contar viáticos, gastos de representación, asesores, etcétera.

¿Cómo puede ser que en organismos como el INCAA, PAMI, ANSES o AFIP un sueldo de un empleado administrativo común supere en promedio los 100 mil pesos mientras que en el privado ese promedio se reduce a 54 mil pesos? O peor ¿Por qué hay, por ejemplo, médicos cobrando apenas 30 o 35 mil pesos?

Son cosas intolerables. No se puede tolerar que se gasten 500 mil pesos en obsequios protocolares como mates o 23 millones en cuestiones como una cobertura de algo que sucede afuera del Congreso, con el agravante de que eso ya lo hace de por sí el privado. Sí, el periodismo.

¿Cómo puede ser que no se produzcan escándalos cuando en el Senado las partidas presupuestarias casi se cuadruplican en un año? ¿O acaso cuando se realizan compras con sobreprecios?

Algunas de esas compras son descomunales, superando el 300% del precio por encima del valor del mercado y se realizan en todos lados. No sólo en áreas como los Ejecutivos nacionales, provinciales o municipales, sino también en empresas estatales como EANA S.E. o lugares como el Teatro Nacional Cervantes.

¿Cómo es que el Estado continúa agrandándose en tamaños descomunales? En el año 2000 había 10 Ministerios, en la época de Macri llegaron a ser 23 y actualmente funcionan 20.

Pero ello conlleva a mucha más estructura, del año 2000 a la fecha, las Secretarías pasaron de ser 43 a 110 y las Subsecretarías de 58 a 170. Es hora de ir terminando con esto, porque es insostenible.

Otro dato: solo entre marzo y octubre del año pasado, plena pandemia, se agregaron 23 mil nuevos empleados al Estado.

Mientras, la AFIP impone impuestos en muchos casos impagables, pero cuidado con no pagarlos… te van a perseguir hasta el más recóndito lugar del mundo, total personal sobra.

Son cuestiones que nunca se van a poder entender, porque nadie puede gastar más de lo que recauda, tal como hace el Estado. Entonces siguen gravando nuevos impuestos o aumentando los ya existentes y nadie, absolutamente nadie, quiso, pudo o supo solucionar esta situación.

La ecuación no cierra, porque mayor carga impositiva es menor ganancia para el privado, ello es menor incentivo que redunda en menor cantidad de empresas, por ende menor empleo y mucho menor el registrado y todo ello desemboca ineludiblemente en menor recaudación ¿Es que será tan complicado de entender para los economistas que ocupan sillones en el Estado?

Medio año trabaja un empleado del sector privado para el Estado y la otra mitad para uno, no cierra. Argentina lidera el ranking de carga impositiva de la región, está en el puesto número 1 y nada se ha resuelto ¿No será hora de ir buscando otras alternativas?

Ni Venezuela llegó a los niveles que tiene Argentina en ese tópico, de hecho se encuentra en tercer lugar, por debajo de Bolivia.

En tanto, la máquina de generar pobreza sigue con sus engranajes aceitados, mientras uno dice que va a alcanzar la “pobreza 0”, otro dice que contarlos es “estigmatizarlos” y como esos hay miles de ejemplos, nadie pudo, supo o quiso corregir esa variable que ya llega a niveles inusitados.

1 de cada 2 argentinos es pobre, otra posición honorifica para Argentina, segundo puesto en el ranking de Latinoamérica. Pero la gran defensora de los “barrios populares” quiere cobrar doble pensión.

¿Pero qué se puede esperar si un senador nacional asegura que “la clase política no es la que hace esfuerzos, la clase política dicta normas”?

Y si de reducir el gasto público se trata ¿Por qué los haberes jubilatorios siempre son la variante de ajuste a punto tal que en promedio un alquiler vale casi dos jubilaciones mínimas?

La situación es insoportable, insostenible. Por todo esto y mucho más, es hora de decir “¡Basta!”.

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