Hoy 18 de febrero, se conmemora el día del Síndrome de Asperger en honor al nacimiento de Hans Asperger, un psiquiatra de Austria que descubrió este cuadro. El objetivo de este día es visibilizar y promover la acción política y social para la reivindicación y la promoción del ejercicio de los derechos de las personas con Síndrome de Asperger.
Las personas que tienen esta patología cuentan con mayores dificultades en la vida diaria. Su cerebro funciona de manera diferente a la habitual y tienen dificultades en la interacción y la comunicación social. También tienden a ser rígidos y repetitivos en sus acciones.
Algunas de las dificultades principales a las que se enfrentan las personas con Síndrome de Asperger son la complicación para establecer vínculos sociales y sostenerlos en el tiempo, reciprocidad en las interacciones con otros, menor contacto visual y también les cuesta mucho expresar sus emociones.
Además, se apegan mucho a las rutinas conocidas y les cuesta mucho cambiar a una actividad que desconocen.
Para quienes conviven con alguien que padece síndrome de Asperger, esto no es una tarea fácil. De hecho, si bien los familiares son la gran red de contención que tienen estas personas, muchas veces terminan cansados y estresados. Es por ello que se considera que ser familiar de alguien que tiene este síndrome implica mucho esfuerzo.
El síndrome de Asperger forma parte del trastorno del espectro autista (TEA). Sin embargo, a diferencia del autismo, se caracterizan por tener un lenguaje fluido y una capacidad intelectual media e incluso superior al resto de la población.
Para el tratamiento de este síndrome se utilizan grupos de apoyo, terapia conductivo- conductual, biorretroalimentación, manejo de la ira, psicoeducación, terapia familiar, entre otros métodos.
