“Estoy en un matrimonio mixto”, tuiteó David Thomas, de 51 años. “Yo recibí la Pfizer y a mi esposa la vacunarán hoy con la de Moderna. ¿Cómo afectará esto a nuestros hijos?”.
Thomas, quien trabaja en impresiones y vive en Plymouth, Míchigan, evidentemente estaba bromeando. “Tan solo el pretender que nos importa qué vacuna obtuvimos lo hace divertido”, dijo. “Es como un juego decir: ‘Estoy en el equipo Pfizer’ o ‘Estoy en el equipo Moderna’”.
No obstante, aliviadas tras un año de aislamiento y pérdida, muchas personas se han vuelto muy apegadas a las compañías que fabricaron sus vacunas, algunas incluso han comprado camisetas con las que presumen la tribu a la que se han unido (llamémoslas “farmadeptos”).
Las tres vacunas contra la COVID-19 disponibles en Estados Unidos son asombrosamente eficaces. Como dicen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de Estados Unidos: “La mejor vacuna contra la COVID-19 es la primera que esté disponible para ti”. La mayoría de las personas ni siquiera están en posición de elegir cuál reciben. “Es como el sombrero seleccionador de la saga de Harry Potter”, dijo Thomas.
Aun así, una rivalidad amistosa se ha apoderado de Estados Unidos en la que las personas vacunadas profesan lealtad a la marca que les tocó recibir.
Las selfis con las tarjetas de vacunación ahora incluyen la anotación #TeamPfizer (equipo Pfizer) o #TeamModerna (equipo Moderna). Los tiktokeros que se burlan de las marcas que no recibieron se están volviendo virales. Además, algunas personas que se unen a la divertida rivalidad cuestionan su privilegio, al preguntarse ellos mismos por qué les importa, y cómo su postura podría lucir ante otros países que no tienen ninguna vacuna.
Cuando a Beth Wilensky, de 48 años, una profesora de Derecho en la Universidad de Míchigan, en Ann Arbor, se le otorgó un lugar de último minuto para vacunarse en un Walmart cercano el mes pasado, no le importó cuál vacuna recibió. “El número de casos aquí iba en aumento”, dijo. “Estaba muy feliz de recibir cualquiera de ellas”.
Algunas semanas después, los CDC anunciaron que pausarían el uso de la vacuna de Johnson & Johnson, la que ella recibió. Sin embargo, en lugar de sentir miedo, Wilensky se sintió desafiante. “Al ser alguien que recibió la J&J, quiero gritar a los cuatro vientos lo feliz que estoy”, tuiteó. “Tal vez, ¿debería iniciar un club de fanáticos de J&J para demostrar amor a esta vacuna injustamente difamada?”.
Cree que su lealtad proviene de la profunda gratitud porque la vacuna ha aliviado su preocupación. “Recibí la inyección y, dos semanas después, me sentí muy confiada de que no me iba a enfermar de gravedad”, dijo.
También hay lealtad. “Existen tan pocas personas que recibieron la J&J en comparación con las otras vacunas, que la actitud es un poco de ‘Somos pocos, pero poderosos’”, dijo.
Cuando las personas anuncian que han recibido una vacuna contra la COVID-19, las otras habitualmente responden con la pregunta de cuál. Wilensky tiene una teoría sobre por qué la gente se molesta en preguntar. “Las clínicas de vacunación son estos lugares sorprendentes en los que la gente siente alivio después de un año de ansiedad y devastación”, dijo. “La gente busca una manera de seguir hablando sobre una cosa tan positiva”.
Linda Hirshman, cuyo libro Victory: The Triumphant Gay Revolution explora la pandemia de sida, está completamente con el equipo Pfizer. “Soy una fanática total de la ciencia. En cuanto a la marca Pfizer, me encanta”, dijo. “Es curioso. No soy exigente sobre la vacuna contra la neumonía que recibo”.
A diferencia de la inyección contra la influenza, que parece que simplemente llega al final del verano, muchas personas en aislamiento han seguido cada movimiento de estas compañías farmacéuticas durante la pandemia (ansiosamente esperando cada resultado de ensayo clínico, cada anuncio) para ver si podían lograr la maravilla científica que nos llevaría de regreso a una vida similar a la normal. “Fue una carrera por la cura”, dijo Hirshman. “Ahora aplaudiremos a quien lo logró por nosotros”.
“¿Qué hace la gente cuando recibe un milagro? Es un poco extraño ir al templo y dar gracias a Dios por la vacuna del ARN mensajero, así que la gente agradece a Pfizer o Moderna”.
Sam Lee de San Diego y Luke Brewer de Lansing, Míchigan, crearon una tienda en Etsy llamada ViralMerchCo hace tres semanas. Su objetivo principal fue vender camisetas y sudaderas que publicitan una marca de vacuna. En los artículos, se leen frases como “graduado de Pfizer” y están disponibles en una variedad de colores.
“Vimos publicaciones de ‘Vacunado’ por todas las redes sociales. Muchas de las personas que lo publican también mencionaban qué vacuna recibieron y parecía que la gente estaba muy orgullosa de eso”, dijo Lee. “Le dimos a la gente lo que estaba buscando”. Afirmaron que tienen casi cien artículos y otras tiendas en Etsy ofrecen ropa similar.
Ellyn Marsh, una actriz de Broadway, supo que había lastimado una fibra sensible cuando publicó un video en TikTok en el que simula bailar en un club y presume a gritos para superar el volumen de la música sobre qué vacuna le tocó. “Obtuvo un millón y medio de reproducciones realmente rápido”, dijo. “Pensé: ‘OK, esto es algo sobre lo que la gente desea hablar’”.
Continuó con las parodias. En un clip que publicó la semana pasada interpretaba a Pfizer y Moderna como “amigos enemigos”, chismeando por teléfono sobre la pausa de Johnson & Johnson. “Estoy cumpliendo”, anunció Pfizer, luciendo glamorosa mientras tomaba champán.
Marsh hizo estos videos después de observar el comportamiento de las personas a su alrededor. “La gente hablaba en las redes sociales sobre sus síntomas, su primera dosis, la segunda dosis, qué vacuna recibieron”, dijo. “Me pareció todo muy divertido”. También notó que sentía lealtad a su vacuna. “Conseguí Pfizer”, dijo. “Estoy feliz, tengo suerte, estoy agradecida”.
Usuarios de TikTok de lugares tan lejanos como Alemania, Brasil, Croacia y Portugal dejaron comentarios. La idea central: deberías sentirte afortunada de haber recibido cualquier vacuna. “Traduje algunos de ellos en Google, y fueron una revelación para mí”, dijo. “En otros países cruzan los dedos por recibir cualquier vacuna, y aquí comparamos nuestras vacunas y nuestros síntomas. Es como: ‘Está bien, tenemos que entender nuestro privilegio’”.
Aún así, convertir algo que en última instancia es un procedimiento médico que involucra agujas en un moderno derecho al fanfarroneo podría tener un propósito superior. “Creo que ayuda a contrarrestar a las personas antivacunas”, dijo Thomas. “Logra que la gente lo haga al convertirlo en una cosa interesante, divertida y visible”.
“Creo que mi esposa y yo deberíamos comprar camisetas diferentes que digan Pfizer y Moderna”, agregó. “Se correrá la voz de que: ‘Oye, nos vacunamos y todas funcionan bien’”.
Este artículo fue publicado originalmente por The New York Times. Acá podés leer su versión original.