Un rarísimo pesebre en el Vaticano se convierte en el símbolo del 2020

La escena de la Natividad en el Vaticano despertó críticas y confusión.

Todos los años, el Vaticano expone una escena de la natividad, casi siempre donación de algún pueblo italiano, que exhibe junto al antiguo obelisco en el centro de la Plaza San Pedro.

El año pasado unos artistas esculpieron a la santa familia, los magos, ángeles y burros en 720 toneladas de arena de playa. En 2016 la exhibición incluía un bote pesquero maltés que evocaba las penurias de los refugiados. El de 2017 incluía obras de misericordia, entre ellos un hombre que visitaba la celda de una prisión y otro que sepultaba un cuerpo amortajado, con todo y un brazo pálido que colgaba.

Pero el de este año dejó a todos atónitos: tres reyes magos, de tamaño real y forma cilíndrica con apariencia de barriles de petróleo hechos de cerámica. José y María, con siluetas similares a las de un torpedo. Dos figuras totémicas y enigmáticas en medio de la plataforma, uno con un escudo y una lanza decorativa, y el otro en lugar de la cabeza con algo parecido a un caldero al revés tallado como una calabaza de Halloween. El otro con un casco de astronauta y la luna en las manos.

La ¿obra? de este año se denomina “el patio de la iglesia del cristianismo”, según consigna la descripción oficial del pesebre.

 

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