Ni bien salieron a la luz los aberrantes casos de abuso sexual ocurridos en la Escuela Shen de Artes Marciales de Chacras de Coria, además de la conmoción y del rápido accionar policial y judicial, las víctimas y sus familiares pudieron empezar a dar vuelta la página y a creer en que ese calvario empezaba a ser historia.
Pese a los aberrantes episodios por los que debieron pasar los menores, la detención e imputación del profesor y dueño del lugar, generó cierto alivio en las víctimas y su entorno.
Sin embargo, de un momento a otro la investigación parece haberse empantanado, lo que llevó a los afectados a descreer de la cuestionada Justicia mendocina.
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“Queremos que esto salga en los medios, porque en la medida que está en los medios la Justicia trabaja, es una forma de ejercer presión”, dijo a News Online el familiar de una de las víctimas.
El informante, todavía consternado por la situación que le tocó vivir a su familiar, quiere que la causa “se reactive, que no quede dormida”.
Días atrás, tal cual publicó este diario, se llevó a cabo una audiencia que dejó con gusto a poco a las víctimas y a su entorno.
De hecho, los denunciantes todavía no logran entender como al sospechado “no le dictan la prisión preventiva”, si ya hay seis denuncias que lo apuntan directamente a él.
Otro tema que complica a los denunciantes, es que hay otros jóvenes que también habrían sido abusados en el lugar, o en los mencionados viajes, pero por alguna razón no quieren denunciar.
“No es un tema fácil”, aseguraron a este diario, y creen que tal vez esa actitud de callar algo tan grave podría ser por vergüenza o temor.
Entienden que fue clave el hecho de que uno de los adolescentes haya optado por quebrar el silencio. “Hicimos reaccionar a un montón de pibes que han pasado por lo mismo”, dijeron, y se lamentaron por la actitud del resto de las autoridades del lugar, que de la noche a la mañana parecen haberse “olvidado por completo” de las víctimas.
“La verdad que duele que desde la escuela jamás hayan llamado mi sobrino para preguntarle si está bien o si necesita algo, nunca lo llamaron para ver si estaba vivo o muerto”, señaló uno de los entrevistados.
Otro de los consultados por este diario, además de tener que lidiar con el calvario que conllevan los aberrantes episodios, se quejó de que su familiar “fue abusado siendo menor, pero denunció los hechos siendo mayor”, lo que a su entender hace que todo sea más lento.