Marcelino Iglesias, que está a punto de ocupar su banca como senador en la Legislatura de Mendoza, se despidió de la Municipalidad de Guaymallén.
El radical, que lideró esa comuna por ocho años, hizo trascender una sentida carta a la que tituló: “A los vecinos de Guaymallén”.
En el comienzo de la misiva, señaló que al comienzo de su gestión “todos sabían o intuían en qué estado se encontraba el municipio”.
Y si bien optó por no enumerar “los logros obtenidos ni las asignaturas pendintes”, dijo que durante su mandato “tuvo una clara definición en sus comienzos: modificar profundamente la lógica y los valores con los que se administraba Guaymallén. Nada de lo logrado hubiera sido posible si no iniciábamos, desde el primer día, el cambio de los paradigmas que regían por entonces“.
Subrayó que esa transformación implicó “desterrar de todas las áreas municipales, y que se reflejaba en los actos de gobierno, esa auténtica lacra social que es el populismo“.
“El populismo es una deformación malsana que promueve el tráfico de influencias, el culto a la personalidad, el mesianismo, el manejo discrecional de los bienes públicos, las falsas promesas, las soluciones mágicas y el despilfarro. El populismo construye una espiral de decadencia que termina inexorablemente en la corrupción“, explicó a continuación Iglesias.
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Sostuvo que sin el plan de gobierno impulsado por el Ejecutivo departamental “no hubiera sido posible mejorar sustancialmente los servicios o realizar el mayor plan de obra pública del departamento sin definir claramente el rumbo y las herramientas aptas para tal tarea”.
“El tiempo, la Justicia y el veredicto social nos dieron la razón“, añadió y destacó la forma de “gestionar”, lo que a su entender le “permitió una correcta asignación de recursos”.
Así y todo, reconoció que “hubo aciertos y errores. Tratamos de profundizar los primeros y corregir los segundos. Aún en los momentos más difíciles tuvimos la certeza del rumbo y lo mantuvimos hasta el final”.
Por último, y a modo de despedida, concluyó agradeciéndole a los vecinos del departamento por “haber confiado, una y otra vez, en el camino, los proyectos y los sueños comunes que supimos construir. Hoy me toca decir: ¡HASTA SIEMPRE!”