
Desde la cancillería de Bolivia pusieron el grito en el cielo por la instalación de un cerco de 200 metros en la frontera con la Argentina.
La colocación del cerco, anunciado por el gobierno de Salta y Nación, tiene por objetivo frenar el contrabando y generar mayores controles en la circulación de las personas entre ambos países.
Voceros de la cartera de Relaciones Exteriores de Bolivia expresaron: “Los temas fronterizos deben ser tratados por medio de mecanismos de diálogo bilaterales establecidos entre los Estados para encontrar soluciones coordinadas a temas en común. Cualquier medida unilateral puede afectar la buena vecindad y la convivencia pacífica entre pueblos hermanos”.

En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional de Bolivia anunció que pedirá “a través de los canales diplomáticos la información sobre este tema para emprender las acciones que correspondan” y ratificó: “Bolivia continuará apoyando el diálogo constructivo como la vía para solucionar los asuntos de común interés”.
El ministro de Justicia de Bolivia, César Siles, sostuvo que esta medida “iría en contra de los tratados internacionales” y reclamó: “Tanto Naciones Unidas y la Organizaciones de Estados Americanos deberían conminar estas determinaciones, esperamos que solo sea un anuncio y no algo real. Esperemos que el presidente Javier Milei pueda reflexionar”.