El pase a la penitenciaría, y previa detención de Roberto Macho, en vez de simplificarle las cosas a Rodolfo Suarez, se las complica más y más.
Cabe aclarar que los insoportables cortes de calles y rutas, para nada justificados y bien penalizados, es una muestra clara del hartazgo que se vive en esta provincia que no es ejemplo de nada, así lo intenten destacar los allegados al poder de turno.
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Pero, como se señala con el dedo a quienes obstaculizan el andar cotidiano de miles de mendocinos, también es justo apuntar contra los que optan por mirar para otro lado y hacer como si nada pasara.
Por más que todas las maneras habidas y por haber intenten responsabilizar de este caos económico a los que estaban antes, o al Gobierno nacional, en Mendoza la situación es crítica desde hace tiempo. Lamentablemente.
La inseguridad, la pobreza, la indigencia y los magros sueldos, ya no es algo que pueda barrerse y esconderse debajo de la alfombra.
Movilizaciones en pleno centro, acampes, escraches y un desencanto generalizado, refleja el malestar que se percibe en una sociedad que no da más.
Es una realidad que el clima social ha alcanzado temperaturas sumamente elevadas en todo el país, no solamente en Mendoza. Hay provincias con una asfixiante crisis económica, política y social que se asemejan y mucho a una olla a presión.
La detención de Macho, que como era de esperarse le vino al pelo a la oposición, no hace más que desdibujar a un gobierno que siempre se jactó de apostar al diálogo y al fortalecimiento de la democracia.
Los decretos, ya conocidos por todos, no hacen más que complicar y entorpecer a una provincia que anda a los tumbos financieramente.
El cuestionado centro de esquí El Azufre, el vaciamiento de la OSEP, la adjudicación de Penitentes, el reciente Bonarricogate, y los desaciertos en seguridad, se suman a un cóctel explosivo y preocupante.
Ver: BonarricoGate: para el PJ, Suarez quebró la institucionalidad de Mendoza
El tiempo apremia, esto no da para más. Es hora de actuar en consecuencia y afrontar las demandas de una sociedad agobiada y que no puede esperar a que llegue el próximo proceso electoral.