Paritaria vitivinícola: negocian ajuste del 60% más bonos y extras

La discusión por los sueldos de los trabajadores vitivinícolas comenzó el jueves pasado. Y el ojo estuvo puesto en un propósito ambicioso: lograr un 60% de ajuste, además de sumas extras a lo largo del 2022. La discusión se retomará el próximo jueves 18.

De prosperar, superaría largamente al acuerdo 2021, cuyo porcentaje estuvo entre los más altos del país aunque con una base salarial muy inferior.

Como lo había planteado Foeva en el pedido de apertura de la paritaria 2022, cambió una parte fundamental de la metodología de negociación. Es que, más allá de que la virtualidad se impuso con la pandemia, ésta vez el eje de la mediación, a cargo del Ministerio de Trabajo, dejó de estar en Mendoza para centrarse en Buenos Aires vía Zoom.

“Si bien mucho tiempo la paritaria tuvo su base en Mendoza, estamos hablando de una actividad que se desarrolla en todo el país. Los mediadores del ministerio no tienen porque conocer la actividad, sólo mediar en un acuerdo de partes entre las cámaras y la Federación que además participa con delegados de distintas provincias productoras”, remarcaron desde Foeva al respecto.

Los gremialistas liderados por el rivadaviense José Antonio Arias, ex responsable regional de Soeva y actual presidente de la Federación presentaron un pedido (cronograma de pagos incluidas las habituales sumas no remunerativas) concreto hasta febrero del 2023, que impactará en el valor del tacho de uva esta temporada.

Según anticiparon “la intención es superar el acuerdo del año pasadolo que no será fácil“.  Si la negociación se estira, los pagos correspondientes deberán ser retroactivos al tercer mes del año, para actualizar salarios que hoy superan los $45.400 para el trabajador de viña y $48.600 para el de bodega, sin adicionales.

Para llegar al 60% que también se llevaría al tacho de uva, el cronograma inicial contempla la siguiente secuencia: 15% remunerativo de marzo a junio y otro porcentaje idéntico no remunerativo. Desde julio, una variación similar que se reflejaría en el básico a enero del 2023, para llegar a febrero con un 60% acumulado a lo largo del año en 3 tramos además de sumas extras en concepto de refrigerio, un ítem comúnmente utilizado.

Al mismo tiempo, se puso sobre la mesa el pago de un adicional en noviembre (bono o gratificación de fin de año) de $15.000. Es lo que recogieron los paritarios de las entidades, con el compromiso de analizar el esquema y hacer una contrapropuesta en una semana.

Según Raúl Pissolito, representante del sector cooperativo “nos pareció un número bastante más razonable que otras paritarias. Eso facilita mucho la negociación. Ahora las cámaras nos reuniremos antes para analizar los números y los tramos durante la semana”.

La referencia es a algunos reclamos judiciales durante el 2021 de incorporación de las sumas “en negro” al básico antes de tiempo, que alteran los plazos y por ende el acuerdo. Los negociadores saben que es una variable muy útil para avanzar, y buscan evitar invalidarla.

Por eso, durante el cuarto intermedio convinieron en otro encuentro. Esta vez en la sede de OSPAV (la obra social vitivinícola) “para tratar temas como lo que sucede actualmente en algunos departamentos en relación al reclamo de la incidencia de los NR (sumas no remunerativas) en los aguinaldos”.

Así quedó el acuerdo 2021

Precisamente la última paritaria vence este mes. Contempló un 62,21% retroactivo a marzo en 4 tramos, entre sumas remunerativas y pagos que terminaron de incorporarse al básico en febrero, convirtiéndola, porcentualmente, en la mejor del país.

Los trabajadores recibieron un 27,43% de marzo a julio, mientras que de agosto a diciembre los salarios se actualizaron hasta llegar al 55 %. El convenio contempló una cláusula de revisión por inflación, antes de acumular al 56,10 % en enero y sumar otros 6 puntos restantes en febrero.

Así, el básico inicial de viña pasó de $28.000 a los actuales $45.400, mientras que el de bodega arranca el ciclo 2022 con un salario, sin extras, cercano a los $48.600. Para hacer posible ese esquema progresivo de ajustes, el cálculo arroja que al final un 47% va al básico y al menos otros 20 puntos corresponden a sumas no remunerativas, sin contar la revisión prevista.

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