Jason Mraz lleva más de 20 años haciendo buenas canciones, con sentimiento, alejado de una búsqueda constante del hit y con la política de dejar su huella sin impostar nada. Acá lo conocemos, como la mayoría del planeta, desde 2008, cuando “I’m Yours” lo catapultó hacia el estrellato gracias a su infecciosa positividad.
Acaba de lanzar la edición deluxe de Look For The Good, su álbum de marcada esencia reggae editado en 2020, en la que sumó nuevas versiones de sus grandes clásicos para traerlos al sonido 2021. Mraz no solo es músico sino que tiene una agenda sociopolítica propia. Es granjero (tiene una plantación de paltas), activista, y decidió donar las ganancias (todas, no una porción) del álbum a distintas ONG que luchan por la igualdad de derechos en Estados Unidos
Jason Mraz rememora sus hits en una versión deluxe del álbum «Look for the Good»
-¿Cómo es estar de regreso en los escenarios después de tanto tiempo?
-Se siente increíble, es un privilegio y un honor ser considerado parte de esta reapertura. Hay muchas cosas esenciales que todavía que necesitamos, como maestros, doctores, gente de limpieza, pero para nosotros es importante saber que la gente también necesita a los músicos, a los bailarines y orquesta. Es muy especial que la gente quiera celebrar nuestra imaginación.
-Y también se debe sentir bien dejar de recibir amor a través de emojis.
-Hice lo mejor que pude para ofrecer conciertos por streaming. Me adapté y aprendí a amar los emojis, los comentarios y sentir que estabas rodeado de gente aunque no lo estés; Aunque todavía hay mucho en juego a la hora de relacionarnos y eso es lo que una audiencia en vivo trae a un show, ese sentimiento de profundidad, que en los streaming no se tiene porque hablás en una sola dirección.
-¿Crees que tu nuevo álbum “Look for the good” fue otorgarle un momento de felicidad a la gente en pandemia?
-No tengo una gran respuesta porque solo pude recibir emojis por el disco (risas). Recién ahora de regreso en las giras puedo ver a la gente cantando las canciones y ese es el indicador de que absorbieron las canciones, resonaron en ellos y pudieron hacerlas suyas.
-Escribiste el álbum en 2019 pero su mensaje alentador se mantuvo a lo largo de los últimos 18 meses.
-Sabía que 2020 iba a ser un año tremendo porque políticamente estábamos divididos y necesitábamos cambios revolucionarios. Pero ya estábamos inmersos en una lucha porque no resolvimos el cambio climático, tampoco redujimos el consumo ni la violencia armamentística. Siempre habrá una necesidad de pensamiento transformador y optimismo. 2020 fue una buena fecha límite para darle lugar a mayor optimismo y ser divertido, y por eso es que el álbum está lleno de grooves bailables y letras empoderadas, sobre tu orgullo personal. Traté de que tuviera de todo, se sintió urgente.
-¿Ese optimismo te llevó a darle las ganancias del álbum a distintas ONG?
–No hice este disco para hacer plata, lo hice para sacar música y lograr un significado en la música. Se me ocurrió que podía hacer algo más detrás de escena, más que dejar que las canciones fueran el cambio. Eso no es suficiente. Afuera es donde se genera el cambio verdadero.
-Con la edición de la edición deluxe le diste nuevo aire a tus clásicos. ¿Alguna vez te cansás de tocarlos?
-Creo que hay algunas canciones que no toco más porque no conecto con ellas, no siento que tengo la misma actitud que tenía a mis 20. Esas las retiré y no van a volver. Pero hay muchas que vengo tocando hace quince años, como “I’m Yours’ y ‘I Won’t Give Up”, que siempre van a estar conmigo. Nunca envejecen porque esos temas me elevan y fueron escritas para darme gratitud y energía. Creo que es la razón por la que sigo escribiendo canciones alegres. Quiero que cada canción me de esa alegría, esa nueva bocanada de aire.
-¿Cómo convivís con la lógica de componer singles que sean hits?
-Ese es un juego distinto, hay gente que lo busca constantemente. Basan el éxito en las posiciones en los charts, en la cantidad de streams, en su popularidad, pero ahí no está el valor de una gran canción. Si la canción no te mueve, no es una buena canción. Yo no necesito la popularidad, sino que el tema exista. Prefiero escribir algo que me haga sentir bien a seguir una tendencia.