El diputado Eduardo Martínez Guerra, que fue expulsado del Partido Intransigente luego de su pase a Cambia Mendoza, entendió la postura que manifestaron desde la fuerza que representaba hasta hace pocas horas.
Si bien se mostró conmovido por su apartamiento, aclaró que “cuando uno llega a ser dirigente político, y específicamente tiene la responsabilidad de tener una banca, tiene que hacer lo que corresponda”.
“En este caso, el partido tiene una actitud lógica. La carta orgánica estipula ciertos principios que a veces se pueden cumplir y a veces no. Yo siempre fui un militante orgánico, obedecí todo lo que se decía en mi partido, pero cambió la realidad cuando comencé como legislador a partir del 2018”, dijo a Radio News.
Martínez Guerra remarcó en varios pasajes que “decidí legislar y hacer las cosas por las que la gente me votó y no entrar en especulaciones electorales”.
Ver: Echaron del Partido Intransigente al diputado que se sumó a Cambia Mendoza
El legislador empezó a hacer sus primeras armas en la política en el año 1982, pero según comentó: “Mi vida económica la hice en la actividad privada en un 80% de mi vida activa, o sea que no he sido un militante rentado, ni un funcionario público desde esa época”.
Si bien reconoció que las ideas que persigue el Partido Intransigente son muy diferentes a los objetivos de Cambia Mendoza, sostuvo que el frente oficialista “tampoco es una cosa homogénea”.
“Para mí la Unión Cívica Radical no es lo mismo que el PRO, tal es así que muchos de los que están en Cambia Mendoza militaron conmigo en la Concertación en el año 2007”, aclaró.
Consideró que debe trabajar “para lo que me pusieron ahí. No hago especulaciones al respecto, esto no es una especulación electoral”.
“He presentado casi 200 proyectos desde que soy diputado y seguiré haciéndolo, me quedan nueve meses y quiero darle prioridad a las cosas con las cuales estoy de acuerdo, como por ejemplo que Mendoza sea un polo tecnológico en el país y que cambie la matriz productiva de esta provincia”, siguió.
La decisión de acompañar al oficialismo no fue fácil para Martínez Guerra, pero señaló que “el partido tiene toda la autoridad y todos los principios éticos y morales para expulsarme. Son riesgos que se toman en la vida y yo tome ese”.
