En las últimas horas, algunos titulares de medios nacionales han puesto de manifiesto las intenciones de dos figuras políticas considerando que comienza la cuenta regresiva de cara a las elecciones presidenciales 2023, aún con elecciones legislativas por delante.
Manzur y Larreta, uno por cada lado del “bifrentismo” nacional. Uno con mayor exposición a nivel nacional y del cual no se torna sorpresiva su clara definición de agenda en pos de convertirse en el candidato de la fuerza política opositora en el país. El otro, un “tapado” que apareció tras la revuelta y los volantazos luego de la derrota del Frente de Todos en las elecciones PASO.
Ya nada será como antes para Horacio Rodríguez Larreta. Su audaz apuesta para las elecciones en materia de candidaturas fue acertada y, pase lo que pase el 14 de noviembre, profundizará su plan “Horacio 2023″. Cuando vuelva de los Estados Unidos, se concentrará en la campaña con una serie de viajes a las ocho provincias en las que se eligen senadores nacionales con la mira puesta en quitarle el quórum a Cristina Kirchner en la Cámara Alta y, en forma simultánea, le dará el envión final a la reformulación del gabinete porteño para darle más “volumen político” a partir de diciembre y reforzar algunos aspectos de la gestión.
El jefe de Gobierno quiere visitar Córdoba, Tucumán, Catamarca, Corrientes, La Pampa, Santa Fe, Mendoza y Chubut en las próximas semanas, de la misma forma que comenzó a hacerlo la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, y que también los titulares de la UCR, Alfredo Cornejo, y de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro. Pero Rodríguez Larreta tendrá una agenda propia en la que buscará aprovechar su elevada imagen positiva para que Juntos por el Cambio tenga más senadores y, a la vez, dar los primeros pasos en el interior vinculados con su plan para 2023.
Con una agenda marcada por la presencia en barrios populares y villas, busca conquistar el voto en bastiones del peronismo, con la convicción de que profundizar esa inserción, en alianza con dirigentes y sectores desencantados con el Frente de Todos, ampliará el espacio opositor y le asegurará gobernabilidad si cumple su sueño de llegar a la Presidencia de la Nación.
Para esa meta necesita primero afianzar el liderazgo dentro de Juntos por el Cambio. La coalición opositora sigue siendo un curioso experimento político que no tiene una conducción vertical sino horizontal, con varios liderazgos que conviven (o intentan hacerlo). Desde que Mauricio Macri resignó su protagonismo, Rodríguez Larreta impuso a María Eugenia Vidal y Diego Santilli contra la opinión de muchos de sus pares, acertó y avanzó en su perfil de líder. Resta esperar ver cómo se suceden o no los movimientos de realineamiento en los próximos meses y tras los resultados de las legislativas en noviembre.
Ese fortalecimiento de la figura de Rodríguez Larreta, que se potenciará si en las elecciones generales se repite el resultado de las PASO, incluyó desde el domingo 12 de septiembre algunas derivaciones sugestivas: operadores del larretismo tomaron contacto de manera discreta con importantes jefes sindicales para sondearlos acerca de la propuesta de eliminar la indemnización por despido para ir hacia un sistema de seguros, como rige en el gremio de la construcción. La respuesta sindical los sorprendió: hay mejor predisposición de la que imaginaban para intentar revertir un mercado laboral dominado por el desempleo y el trabajo no registrado.
En la profundización del proyecto presidencial, el jefe de Gobierno tiene previsto fortalecer su agenda internacional. Su viaje a los Estados Unidos le permitió reunir con el enviado especial de los Estados Unidos para el Clima, John Kerry; el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, y el vicepresidente para América Latina del Banco Mundial, Felipe Jaramillo. Y, además, mostrarse activo en un tema como el cambio climático, que es considerado estratégico para el gobierno porteño y le permitiría afianzarse en otros segmentos del electorado: por algo miles de jóvenes marcharon este viernes en 30 ciudades argentinas para reclamar por políticas ambientales.
El próximo viaje del alcalde de la Ciudad al exterior será a Glasgow para participar de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26, que tendrá lugar el 2 de noviembre. El único problema (o no) es que allí se cruzará con Alberto Fernández, que hasta ahora tiene previsto concurrir, a sólo dos semanas de las elecciones generales.
Mientras tanto, en el otro lado del ring….el flamante jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur, busca convertirse en la cara de la recuperación electoral y económica para pelear en 2023. La figura sugerida por Cristina Fernández de Kirchner, según lo expresó en su carta, durante las horas de convulsión interna ante las renuncias masivas de ministros ligados a la vicepresidenta.
“Vas a tener que meterle a la billetera, Martín (Guzmán). No aflojés, eh. Metele a la billetera porque hay que ganar las elecciones”, le dijo Juan Manzur el martes al ministro de Economía.
“¡Pero Carla (Vizzotti)! Estás hablando con el especialista”, fue la respuesta del flamante jefe de Gabinete a la ministra de Salud que le pedía una última consulta con los epidemiólogos antes de anunciar el fin de la obligatoriedad del uso del barbijo al aire libre.
Ese pragmatismo refleja el estilo de Manzur, el gobernador tucumano en uso de licencia que desembarcó en la Casa Rosada con un complicado objetivo general (revertir la derrota de las PASO y ganar en las generales de octubre) y otra ambiciosa meta personal: convertirse en presidente en 2023.
Manzur no esconde que quiere ser presidente y siente que la confusión en la que ingresó el Frente de Todos es su oportunidad. Sabe que se juega su futuro político. Por eso se muestra hiperactivo, buscando convertirse en la cara de la reconstrucción peronista y del despegue en la gestión.
Tiempista, verticalista y obsesivo, como lo definen los que lo conocen, el dirigente tucumano que asumió como virtual interventor presidencial es un referente del peronismo clásico que ofrece un combo político variado: desde contactos empresariales, diplomáticos y judiciales hasta experiencia en repartir fondos públicos. Todo con cintura para negociar con propios y extraños.
Principal impulsor del plan “platita en el bolsillo” para ganar en noviembre, ya logró poner al gabinete en modo electoral. “Tenemos que ponernos de pie, salir adelante, acá está gobernando el peronismo. Una vez más lo vamos a hacer”, fue el mensaje de Manzur a los ministros, de acuerdo a un artículo del diario La Nación.
Así las cosas, encabeza reuniones al amanecer para mostrar acción, se animó a decretar el fin de la pandemia y exigió ser la cara visible de la catarata de anuncios económicos para impulsar el consumo.
Manzur intentó sacar tajada política con permiso presidencial: esa fue parte de la negociación para que aceptara dejar su provincia, destaca una nota del diario Clarín. Es el jefe de campaña y se encarga de entrelazar los encuentros de gestión con los territoriales, con un ritmo hiperactivo.
“Tiene que hacer dos años de muy buena de gestión”, explican cerca Manzur. Sin reelección constitucionalmente posible en su provincia, la Jefatura de Gabinete será el trampolín que intentará utilizar para anotarse en una carrera para la que se viene preparando desde hace años y cumplir su sueño de ser presidente de la Nación.
Fuente: Con información de Clarín, Infobae y La Nación