Mala gestión, pésima comunicación

Una vez más, el Gobierno nacional quedó envuelto en una situación insólita, como fueron los anuncios de Carla Vizzotti.

Por estas horas, y en boca de todos, se encuentran los dichos de la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, que ayer sostuvo que “la decisión sanitaria más importante que nos tenemos que plantear es si queremos tener 10 millones de personas vacunadas a marzo con dos dosis o si preferimos tener 20 millones de personas con una sola”.

Estas declaraciones fueron largamente comentadas durante las últimas horas. Sin embargo, llegado este martes, desde el Gobierno nacional contradijeron a Vizzotti y echaron por tierra lo anunciado por la funcionaria.

Incluso volvieron a insistir en que la Argentina tiene planeado y definido aplicar las dos dosis de la vacuna rusa Sputnik V.

Sin embargo, no es la primera vez que el Gobierno falla en la comunicación. Hace días, y en las horas previas a la publicación en el Boletín Oficial del famoso decreto de necesidad y urgencia sobre las medidas restrictivas en el país, mucho se especuló sobre los alcances de la medida.

Finalmente terminó siendo un decreto que no decretó absolutamente nada, pasando a ser solamente una suerte de “sugerencia” que fue adoptando cada Gobierno provincial.

Algunas provincias, enemistadas con el gobierno de Alberto Fernández, presionaron fuertemente al jefe de Estado, que terminó cediendo ante esos embates.

Si fuéramos más atrás en el tiempo, las idas y vueltas por la expropiación de Vincentin también evidenciaron serias falencias de comunicación, o de gestión.

Fue el propio Fernández el que reconoció el error en esa avanzada del Gobierno.

“Necesitábamos del concurso de voluntades de todos que quisieran acompañar. Tal como quedó planteada la cosa, éramos nosotros contra todo un pueblo, contra todo un sector económico que lo defendía, que era el campo”, manifestó en aquel entonces.

Durante el mes de junio, a través de un decreto que posteriormente fue derogado, el Ejecutivo nacional quedó envuelto en esta novela.

“En realidad, hacerlo en ese contexto, era salvarle la vida a los que habían generado la crisis de Vicentin. Si todos hubiéramos estado de acuerdo, en ese momento, el Estado se hubiera hecho cargo, hubiera podido hacer cargo, hubiera podido concretar la posibilidad tener una empresa testigo y la hubiéramos podido recuperar. Pero no fue lo que pasó. Todos se nos pusieron en contra. Los productores dijeron que iban a dejar de mandar cereales a Vicentin. ¿Qué íbamos a hacer? Íbamos solo a salvar las papas del fuego que habían puesto los Nardelli y compañía”, supo preguntarse el presidente.

En pocos meses el Gobierno, agobiado por la situación sanitaria generada por la pandemia del coronavirus, ha errado a grosso modo el camino al momento de comunicar, o bien en ejecutar políticas anunciadas con bombos y platillos por funcionarios de primera línea.

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