Luis Petri pidió eliminar el cepo “lo antes posible”

El mendocino volvió a asegurar que será "más fácil acordar con Milei" en un futuro Congreso. 

El mendocino Luis Petri, compañero de fórmula de Patricia Bullrich, habló sobre los principales problemas que tienen a maltraer a los argentinos.

De recorrida por Mar del Plata, brindó una jugosa entrevista a los colegas de La Capital, y subrayó que “necesariamente hay que resolver el problema de la inflación y la inseguridad”.

El Gobierno está ajustando todos los meses a los argentinos con una altísima inflación que no está dispuesto a controlar y, muy por el contrario, promociona constantemente a partir de una emisión descontrolada y de financiar al Tesoro con el Banco Central”, agregó.

Por otra parte, sostuvo que al cepo hay que eliminarlo “lo antes posible” y se mostró de acuerdo en aplicar una disminución de la edad imputabilidad y advirtió que “no hay posibilidad de acordar con el kirchnerismo”. “No se puede negociar con los que han secuestrado a la Argentina”, remarcó.

– ¿Cuáles serían las primeras medidas de un hipotético gobierno de Patricia Bullrich?

– Hay que hacer una reforma del Estado para garantizar el equilibrio fiscal y para que, en definitiva, los platos rotos del desmanejo del Estado no lo terminen pagando los ciudadanos a partir de la inflación. La otra cuestión importantísima a resolver es la inseguridad. Ha habido un avance del delito producto de la inacción del Estado. El caso más emblemático quizás se vea en Rosario con el narcotráfico, pero problemas de inseguridad existen en todo el país, por eso decimos que hay que utilizar todo el poder del Estado para combatir a la delincuencia, para proteger a la sociedad y defender a las víctimas.

– ¿Qué implicaría la reforma del Estado?

– En primer lugar, una reestructuración de los ministerios. En segundo lugar, un Estado austero. El concepto de austeridad republicana tiene que cruzar el desempeño de todo el Estado. En tercer lugar, ha habido un crecimiento desproporcionado del Estado que no ha supuesto una mejora en los servicios. En los últimos 20 años, el Estado aumentó en un 100% su tamaño. Pasó de representar el 23% del Producto Bruto Interno a representar más del 40%. Sin embargo, eso no se tradujo en mejores servicios. No supuso mejor educación, mejor salud ni mejor seguridad. Al contrario: pareciera que se han deteriorado los servicios básicos del Estado. Hay que arrancar por los ministerios y seguir con las empresas del Estado. Hay 33 empresas del Estado que tienen un déficit de más de 5.000 millones de dólares que pagamos todos los argentinos con nuestros impuestos. Ahí es donde decimos que hay que devolverle el poder a la gente y hay que reducir el tamaño del Estado para liberar las fuerzas productivas y poner toda la energía en todos aquellos que quieren invertir, producir y trabajar. Para que esto ocurra, hay que generar confianza, seguridad jurídica y reglas de juego claras, lo que ha faltado en todo este tiempo.

– ¿El Ministerio de la Mujer no sería necesario en ese esquema?

Tenemos que achicar los niveles de ministerios. En el caso del Ministerio de la Mujer, las prestaciones que otorga, las brinda a través de las provincias o los municipios. Quienes están en contacto directo con mujeres que están en situación de violencia o vulnerabilidad son las provincias y municipios. Entonces, todo gasto que no redunde en un beneficio concreto para los ciudadanos, nosotros creemos que debe reestructurarse o eventualmente eliminarse.

– ¿Se podría sacar o no el cepo el primer día?

Hay que sacar el cepo y hay que sacarlo lo antes posible. Claramente el cepo hoy por hoy está asfixiando a las economías regionales, que son altamente demandantes de mano de obra. Este gobierno tiene un perfil antiexportador y además conspira contra la creación genuina de empleo y de aliento a la producción. Entonces, hay que salir lo más rápido posible del cepo. No sé si el primer día, pero sí hay que hacerlo en un corto plazo. Hay que eliminar todas las distorsiones que hoy afectan a la productividad e impiden que se generen inversiones en el país, como los controles de precios, las restricciones a las importaciones y el cepo cambiario.

– ¿Hay que dar la discusión por la disminución de la edad de imputabilidad?

– Sí, claro, sin lugar a dudas. No ha estado en la agenda de este gobierno resolver los problemas de seguridad de los argentinos. De hecho, no ha habido una sola reforma del Código Penal en estos tres años y medio vinculada a mejorar la seguridad. Y no solamente hay que aumentar las penas en los delitos violentos y los vinculados con organizaciones criminales como el narcotráfico, sino que también hay que discutir un régimen de responsabilidad penal juvenil en el que, entre otras cosas, se discuta la baja de imputabilidad, llevándola, por ejemplo, a los 14 años, que es la edad promedio de imputabilidad que se establece en los países de la región y es cuando una persona puede ser enjuiciada porque comprende la criminalidad del hecho que realiza. Pero no es solamente la discusión de bajar la edad de imputabilidad. Es cómo evitamos que ese chico ingrese en una escalada criminal que termine en un delito violento, cómo encendemos las alarmas tempranas para que ese chico no termine empuñando un arma y matando a una persona. Nos parece muy importante trabajar fuertemente sobre aquellos chicos que salen tempranamente de la escuela, que tienen problemas de adicción y recurren a los robos para financiarse y terminan escalando en su carrera criminal.

– ¿Qué análisis hace de las elecciones provinciales, sobre todo de la de Santa Fe? Parecerían mostrar que no hay tanto acuerdo con los discursos duros.

– Yo creo todo lo contrario. Los santafesinos, particularmente los rosarinos, votaron a una persona que les resolviera uno de los dos principales problemas que tienen, que es el de la seguridad. Claramente la gente consideró que Maxi Pullaro, por su condición de exministro de Seguridad, podía hacerlo. Una característica que comparte con Patricia Bullrich, que fue ministra de Seguridad y combatió decididamente a los narcos, a las mafias y a las organizaciones criminales en el país. Creo que en cada elección a gobernador o a intendente los ciudadanos eligen a ese cargo. No se puede extrapolar o hacer proyecciones o intentos de nacionalizar la elección. Me pasó en mi provincia. Yo competí en una PASO. Hubo elecciones desdobladas a intendente. En un municipio donde mi candidato perdió, a las cuatro semanas yo gané como candidato a gobernador. Porque en cada elección uno vota a los candidatos que hay en esa elección, no vota a un candidato pensando en votar luego a otro.

– ¿Qué significa el “todo o nada” que pregona Bullrich?

– Todo o nada es: o resolvemos definitivamente el problema de la inflación o seguimos con la emisión descontrolada, o defendemos la propiedad privada o aplaudimos las usurpaciones, o fomentamos el trabajo y la producción o seguimos paralizando la Argentina con los piquetes. O luchamos contra la corrupción o terminamos haciendo la vista gorda con aquellos que saquearon la Argentina durante más de dos décadas, como fue el kirchnerismo. Necesitamos poner orden. Y a la hora de poner ese orden no podemos negociar con todos los que nos trajeron hasta acá y con todos los que han generado una espiral de decadencia que no se detiene. Allí es donde decimos que no se puede negociar con los que han secuestrado a la Argentina, porque el precio que te piden para liberarla es mantener sus privilegios, que nada cambie o que los cambios sean a medias tintas, cuando en realidad se necesitan cambios profundos. La Argentina no resiste el parche y remiendo, ni el atajo.

– ¿Sigue pensando, como ya ha dicho, que sería más fácil acordar con Milei que con el kirchnerismo?

– En un futuro Congreso, cuando nos toque ser gobierno, sin lugar a dudas va a ser más fácil acordar con Milei que con el kirchnerismo. No veo posibilidades de acordar con el krichnerismo. Hay dos modelos y dos visiones antagónicas de Argentina. El kirchnerismo encarna el populismo y lo que busca es generar una Argentina planera, piquetera y asistencial. Y nosotros creemos en una Argentina del trabajo, la producción, la cultura del esfuerzo, del mérito, algo que el kirchnerismo desprecia.

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