Los dos principales protagonistas de las elecciones presidenciales de hoy en Brasil, Lula da Silva y Jair Bolsonaro, votaron a primera hora en centros de votación de San Pablo y Río de Janeiro. Después que Lula señalara que desea que con su eventual triunfo “Brasil vuelva a la normalidad”, el presidente Bolsonaro llegó rodeado de un enorme operativo de seguridad y cuando le preguntaron si reconocería los resultados electorales en caso de ser derrotado, señaló que “unas elecciones limpias deben ser respetadas”.
Bolsonaro cumplió su deber cívico en una escuela de la Villa Militar, en la zona oeste de Rio de Janeiro. “Deseo que gane el mejor”, manifestó al despedirse de los periodistas, luciendo una camiseta similar a las que usa por lo general la selección de Brasil.
“Confío en ser reelegido por el pueblo”, expresó Bolsonaro al retirarse, esta vez sin emitir dichos polémicos y dejando de lado el discuro agraviante, que supo dedicarle previamente a Lula en la campaña.
Bolsonaro se encuentra en segundo lugar en casi todas las encuestas, en muchas con chance concreta de ser vencido por el candidato del Partido de los Trabajadores en primera vuelta, pero el mandatario insiste en que “las encuestas mienten” y varias veces se lo escuchó decir que “yo voy a ser el ganador”.
Más de 156 millones de brasileños votan hoy para decidir si conservan al frente del país al ultraderechista Bolsonaro, o si se lo devuelven al gran favorito en las encuestas, el izquierdista Lula da Silva, en una polarización histórica que desdibujó por completo a otros aspirantes de los partidos menores.