Las graves irregularidades que ponen en jaque al directorio del Hospital El Sauce

Además del abandono y deterioro de la parte edilicia, denunciaron el ingreso de fármacos vencidos y despidos arbitrarios.

Una situación por demás preocupante es la que se vive en el hospital neuropsiquiátrico El Sauce.

Ubicado en Bermejo, Guaymallén, dicho centro alberga a pacientes con diferentes trastornos mentales.

Nelson Tapia, enfermero de la institución y actual miembro de Sindicato de Trabajadores Estatales Autoconvocados de Mendoza (Sitea), denunció que a fines de marzo se dio una situación violenta entre dos mujeres que se encontraban internadas en la institución sanitaria.

Si bien intervino el personal de enfermería, los esfuerzos de los profesionales no alcanzaron. “Llamaron al médico de guardia, y el médico indicó contención mecánica, que es cuando se aplica sujeción terapéutica para controlar al paciente hasta que ceda el cuadro”.

Posteriormente, la situación pareció calmarse. “Pusieron a una de las pacientes en un cuarto para tenerla más controlada, y tuvieron la mala fortuna de que quiso suicidarse. Intervino personal policial y la situación no pasó a mayores”.

A raíz de ese episodio comenzaron una serie de llamativos hechos que elevaron la temperatura de los trabajadores del nosocomio.

Tras aquella situación, la enfermera Raquel Aguilera fue despedida sin ningún tipo de motivo.

“A Daniela García, que es personal de planta, se la suspendió un mes sin goce de sueldo; y a Silvia Defelippe, supervisora de enfermería, le iniciaron un sumario administrativo por ser la encargada de controlar la actuación de enfermería”, explicó Tapia.

El referente de Sitea, indicó que desde el directorio a cargo de Marcela Prado “no se respetaron los pasos administrativos”. Y fue por más: “La directora tomó la decisión de echar a la enferma, no le dio derecho a defensa, es todo muy escueto. Tomaron la decisión por motus propio”.

El denunciante, que charló en exclusiva con News Online, dijo que el sumario administrativo se realiza en la última de las instancias. “No hubo pasos intermedios, no están las garantías procesales”, comentó.

El malestar en el lugar se percibe, inclusive, el miércoles a las 9:30 se realizará una asamblea en la guardia del Hospital El Sauce, donde pedirán que terminen las situaciones de “violencia institucional”, tal cual reza el comunicado de Sitea.

“Vamos a retomar otras cosas, hay muchas irregularidades. El año pasado denunciamos la administración de fármacos vencidos”, indicó el ex trabajador.

Durante la charla, reveló otra situación que también puede traerle serios dolores de cabeza al Ministerio de Seguridad.

“Dentro del predio hospitalario hay una alcaidía que depende del Ministerio de Seguridad, donde traen pacientes con enfermedades mentales. Hace un tiempo, de ellos se encargaba el Ministerio de Seguridad, con su personal abocado a esas tareas. Hace un año que no va ese personal, y la cuestión es que nos sacan enfermeros a nosotros para atender ahí”, precisó.

Y siguió: “Son dos ministerios diferentes. Para atender a un paciente penitenciario necesitas un curso con otra capacitación, por ende, es otro el monto que debe pagarse, sin embargo llevan todo al precio de uno. El enfermero que va a trabajar a El Sauce, lo mandaban a la otra dependencia. Nos hacen trabajar el doble y no hay una remuneración por el trabajo prestado”.

De todos modos, Tapia reconoció que esta situación “se pudo solventar de alguna forma, pero no es lo que corresponde”.

“Atendemos a pacientes psiquiátricos, no tenemos por qué atender a pacientes bajo una condena”, expresó.

El estado edilicio en que se encuentra la institución es realmente calamitoso, tal cual se observa en las fotografías y en los videos que acompañan el artículo periodístico.

“Realizamos una denuncia porque no está el lugar en condiciones. Es un edificio viejo que se vive inundando, nunca hubo inversiones”, señaló.

Y subrayó que hasta hace poco “las calderas no andaban y había roedores en los servicios, algo totalmente inaceptable en un hospital”. Igualmente, el trabajador reconoció que se llevaron a cabo tareas de saneamiento, se colocó veneno para ratas y mejoró la situación.

 

Por último, se quejó de que al personal de mantenimiento “lo hicieron arreglar los baños”.

“Se demoraron dos meses en el arreglo, pero no solucionaron el problema de fondo que es cambiar las cañerías, eso no lo arreglaron”, cerró.

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