La vendimia peligra por las lluvias, y es que a los atrasos que se vienen produciendo en la recolección, se le suma una caída en la producción de casi el 19% en Mendoza, la provincia productora por excelencia, cuyas pérdidas continúan incrementándose a causa de la calidad y el volumen.
Esta constituye la cuarta caída consecutiva que, según datos del Instituto Nacional de la Vitivinicultura, la recolección se ubica en 19,32 millones de quintales, equivalente a una caída del 6,4% en comparación con el 2020, y demasiado lejos del record de 29 millones de quintales del año 2011.
De esta manera, a pesar de la recuperación económica que empieza a caminar en el mundo, las condiciones internas puede estrechar ese crecimiento, principalmente por dos motivos: la disminución en la demanda interna y los altos costos de producción.
“Hay dos factores clave: las cosechas y los precios de exportaciones. Las primeras serán variadas (menos en uvas y ciruelas, y más en peras, y mucho más en duraznos), mientras que en precios, es posible una mejora”, asegura el último informe sobre Cuyo de Leral que preside Pía Astori.
El estudio augura que “para el presente año, a nivel local se espera, entre otros cultivos, una mayor cosecha en duraznos y peras, y menos en uvas y ciruelas”, lo que podría auxiliar los precios.
“Durante el año pasado hubo reducción de stocks (mayores ventas a bajos precios) y posiblemente la cosecha sea menor. Un indicio de esta nueva situación, la brinda el precio del vino de traslado, que viene aumentando por encima de la inflación en la segunda parte de 2020. Ese precio es tomado como referencia para el de la uva en el periodo de cosecha”, añade la Fundación.
Agrega además que “en frutas, la mayor cosecha de duraznos le jugará en contra a los precios, y al contrario con ciruelas. También en contra le jugará el dólar oficial que se iría rezagando con respecto a la inflación”.
“En uva, menor cosecha y mejores precios, y posiblemente con una mejora en los ingresos de sus productores. A la inversa en duraznos. En productos más exportables como la ciruela seca y el ajo, estarán sujetos a los precios (por ahora bajos para el ajo) y al grado de rezago del dólar oficial con respecto a la inflación”, explicita.
Según destaca Ámbito, las pérdidas que se acumularon resultan ser irreversibles para los granos gruesos, aunque a más de dos meses de haber terminado la trilla 2020/2021, las estipulaciones más serias, estiman una recolección en torno a los 123-125 millones de toneladas. 90 millones serían de maíz y Soja y 17 de trigo ya levantado.
Si bien el Servicio Meteorológico Nacional prevé una menor cantidad de precipitaciones para otoño, los productores se preocupan por la creciente falta de insumos a causa de las restricciones a las importaciones.
Desde fines de noviembre del año pasado falta el alambre y a ello se le suman las cubiertas de maquinaria y repuestos de equipos que, al romperse, quedan en los campos.
Como si lo antedicho no fuese suficiente, se le suma los incendios en el sur en zonas tales como Puelo, El Hoyo, El Bolsón, Cholila, etcétera y sobre los cuales no hay información oficial.