El estudio fue realizado por la organización 4 Days Week Global, en colaboración con el grupo de investigación Autonomy e investigadores del Boston College y la Universidad de Cambridge. Casi 3 mil empleados formaron parte de los seis meses que duraba.
La mayoría de empresas participantes, empleados y supervisores terminaron por mantener el esquema de trabajo semanal de 4 días. Podían darles un día libre a la semana para reducir la jornada en un año a una media de 32 horas semanales, pero sin reducir el salario.
Al final del experimento, los empleados informaron de una serie de beneficios relacionados con su sueño, niveles de estrés, vida personal y salud mental, según los resultados publicados. Los ingresos de las empresas “se mantuvieron prácticamente iguales” durante los de prueba, pero aumentaron un 35 por ciento de media en comparación con un periodo similar de años anteriores. Las dimisiones disminuyeron.
Las conclusiones dio como resultado, además, un aumento de los ingresos, una reducción del absentismo y las dimisiones y una mejora del bienestar de los empleados. En el marco de la campaña mundial, 4 Days Week Global busca que más empresas adopten la semana laboral estándar de 32 horas por el mismo salario y las mismas prestaciones.
La mayoría de los empleados reportó una mejor conciliación de la vida laboral y familiar, en especial para aquellos que tienen hijos o son padres solteros.
Aunque este modelo todavía no es una práctica estándar en todo el mundo, gran parte de la investigación sobre esta política está limitada por su tamaño. La mayoría de las empresas participantes tenían 25 empleados o menos.
Los números
De las 61 empresas que participaron, 56 afirmaron que seguirían aplicando la semana laboral de cuatro días una vez finalizada la prueba piloto. 18 de ellas dijeron que el cambio sería permanente. Dos empresas van a prorrogar la prueba. Sólo tres empresas no tienen previsto mantener ningún elemento de la semana laboral de cuatro días.
En contra
Quienes se oponen a la semana laboral de cuatro días afirman que es inviable para muchos, incluidos los de sectores como la puericultura y la sanidad, que ya se enfrentan a una escasez generalizada de personal. Algunos preferirían trabajar más y ganar más. Y otros escépticos creen que la productividad de los empleados acabaría disminuyendo si la semana laboral de cuatro días se hiciera permanente.
