Mientras la mayoría de los países europeos se está inoculando contra el coronavirus con vacunas que ofrecen mayores datos científicos, cómo la de Moderna, AstraZeneca o Pfizer, solo Hungría es la única nación de ese continente, que, como la Argentina, compró la Sputnik V rusa.
El polémico primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se pasó casi siete meses anunciado que era el país europeo que más duro estaba trabajando para asegurar al país sus dosis de vacunas contra el covid-19. Incluso se animó a alardear de que ese país se vacunaría primero que cualquier estado miembro, por fuera del plan de la Comisión Europea de un lanzamiento coordinado de vacunación en todo el bloque para el 27 de diciembre.
Al día de hoy Hungría todavía no tiene ninguna dosis en su haber, y Orbán solo negoció con su amigo Vladimir Putin por la Sputnik V.
Ante la alta desconfianza, en una reciente encuesta, más del 35% de los húngaros dijo que no se vacunará contra el coronavirus.
Según ese informe, los húngaros tienen más confianza en las vacunas occidentales, y el 53 por ciento dijo que usaría una vacuna aprobada por la UE , mientras que solo el 11 por ciento usaría una vacuna rusa o china.
Por estas horas, a los profesionales de la salud les preocupa que el escepticismo sobre las vacunas pueda afectar todos los esfuerzos de inoculación.
Ver: Hungría, la primera democracia europea que cae a causa del coronavirus
Los expertos en salud pública dicen que Orbán perdió un tiempo muy valioso tratando de ganar puntos con el presidente ruso impulsando el uso de la vacuna Sputnik V, informó politico.eu.
“Hay muchas declaraciones contradictorias sobre la vacunación contra covid-19 en Hungría, la información pública es insuficiente y, como resultado, la tasa de rechazo de la vacuna medida es más alta que la media europea”, dijo Mihály Kökény, exministro de Salud húngaro y ahora un consultor de la Organización Mundial de la Salud.
Los científicos criticaron al gobierno ruso por autorizar la vacuna antes de completar ensayos en humanos a gran escala y afirmar que era más efectiva que las vacunas occidentales basadas en un tamaño de muestra escaso, con el solo objetivo de reclamar una victoria en la carrera mundial de vacunas.