Marcelo Aguado, un productor de Algarrobo Grande en Junín, se hartó de la difícil situación por la que transita el sector, y optó por dejar la uva en las viñas de sus 22 hectáreas, para que sea el alimento del ganado que trajo de San Luis.
“Este año decidí no cosechar y traer animales del campo y aprovechar la finca para otra cosa. El año pasado levanté cuatro hectáreas y sembré alfalfa, porque ya sabía que este año no quería ‘manoseo’, ir a la bodegas a rogar que me paguen. No sabemos ni siquiera el precio”, manifestó a Diario Los Andes el productor vitivinícola y ganadero.
Las cuestionadas políticas vitivinícolas que año a año aquejan al sector fueron el motivo de la triste decisión: “Con los precios que tenemos en el mercado, que viene desde hace varios años siendo muy malos, con plazos de hasta un año y medio para cobrar la uva desde las bodegas, con la falta de mano obra para levantar la cosecha o la inversión en la máquinas”, expresó el trabajador rural.
Sin esperanzas de que la situación se revierta, agregó: “Cada vez van a quedar menos, porque la planta que se seca no la voy reponiendo y el cuartel que no produce lo voy levantando. Esto va a ir en decadencia”.
“Yo todavía estoy cobrando la cosecha del año pasado cobrada en cuotas como se le canta a la bodega. En ningún otro rubro se manejan de ese modo. Sabemos que la vitivinicultura se maneja con un plazo de tres meses, pero el año pasado me pagaron a doce meses. Con la inflación que tenemos es inviable”, enfatizó Aguado.
El productor dijo que no es el único que se ve afectado en el sector: ”Se de productores que desde hace dos o tres años vienen abandonando la finca y este año va a ser definitivo para mucha gente”.
El productor de Junín trasladó 60 animales desde los campos que posee en San Luis: “He sembrado alfalfa entre medio de la viña y las plantas que quedan voy a dejar que se vayan secando, aprovechando el racimo que van dando para que las vacas lo coman”, comentó.