Al menos 650 estudiantes en la ciudad de Qom, centro de Irán, fueron envenenadas. Ninguna de las niñas murió, pero decenas fueron ingresadas en hospitales con problemas respiratorios, náuseas, mareos y fatiga.
Este ataque se suma a otros que se registraron desde noviembre del año pasado, en más de 10 escuelas para niñas.
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Un alto funcionario del gobierno admitió que fue deliberado. “Se hizo evidente que algunas personas querían que se cerraran todas las escuelas, especialmente las de niñas”, declaró el viceministro de Salud de Irán, Younes Panahi, en una conferencia de prensa el 26 de febrero.
“Los productos químicos empleados no son de uso militar y están disponibles al público“, indicó Panahi.
Religión y descontento
Algunos iraníes creen que las agresiones son una venganza por el papel de las niñas y adolescentes en las protestas masivas contra el gobierno. Y, además, por las imágenes que inundaron las redes sociales de estudiantes quitándose los pañuelos de la cabeza.
Otros afirman que es obra de los islamistas que quieren “copiar” a los talibanes de Afganistán y a las milicias de Boko Haram en Nigeria, aterrorizando a los padres para que dejen de enviar a sus hijas a la escuela.