Irán: ejecutaron a las ‘hienas de Fariman’ por violar a una mujer frente a su marido

Los cuatro responsables contaban con antecedentes criminales.

Un juzgado de la provincia oriental de Jorasán – Razaví ejecutó a cuatro individuos por un crimen que sacudió a un poblado rural el pasado octubre. La justicia determinó que Ruhollah Javidi Rad, Mohammad Sayadi Baghansgani, Mohammad Hosseini y Mohammad Watandoost, todos con antecedentes criminales, secuestraron a a una pareja de montañistas, hirieron con un arma blanca y amordazaron a un chico y, luego violaron a su mujer frente a este.

“Secuestro”, “violación”, “amenazas” y “omisión de socorro” fueron los cargos contra los culpables, identificados y capturados días después en distintos lugares de Irán, y que pasaron a ser conocidos como las ‘hienas de Fariman’, nombre de la región donde ocurrió el suceso. Allí se encuentra el monte Dal, uno de los sitios de peregrinación más conocidos para la cuantiosa comunidad de escaladores iraníes. Para salir pronto hacia la cima, muchos de ellos pernoctan en tiendas de campaña.

Según El Mundo, la noche anterior los dos excursionistas observaron a los dos delincuentes, quienes aguardaron a que la pareja volviera de la cima para asaltarla. En clara minoría, ni ella ni él, sujeto con bridas y herido en el cuello, pudieron hacer nada. Con el esposo apresado, los malvivientes enmascarados, abordaron a la joven mujer, de veinte años de edad. La violaron, obligando al marido a observar la situación y luego se fueron. Tras desprenderse de las ataduras, el matrimonio avisó a la Policía.

La denuncia de crímenes de índole sexual está condicionada por el tipo penal que los acoge: ‘zena’ cubre tanto adulterio como fornicación prematrimonial, lo que desemboca en la posibilidad de que una violación sea interpretada como un crimen cometido también por la víctima, pudiendo actuar de disuasorio para la denuncia.

Este sistema tambaleó a raíz de la explosión del ‘Me Too’ iraní. A finales del 2020, las redes sociales iraníes se inundaron de denuncias contra celebridades locales, algunas de las cuales fueron acusadas de abusos sexuales graves. Aunque desconocido, Keyvan Emamverdi, un librero teheraní señalado por varias mujeres, fue detenido y podría enfrentarse a pena capital por envenenar y abusar sexualmente de varias jóvenes. La misma Policía le solicitó a las víctimas que denuncien el hecho.

Aquel caso abrió un acalorado debate sobre el uso de la pena de muerte para los violadores, en una nación con un código penal basado en la ‘sharía’, o ley religiosa, criticado por las organizaciones pro DDHH por su dureza.

Aquella discusión volvió a tomar impulso ahora, aunque esta vez, el posicionamiento mayoritario sí fue a favor de la ejecución de las ‘hienas’. Crímenes como el ocurrido en Fariman no son habituales en Irán, por lo que su singularidad, la escena y la abundancia de pruebas han contribuido a este resultado.

El pasado enero, el Gobierno aprobó un borrador de ley analizada durante más de ocho años. La llamada Ley para la Protección, la Dignidad y la Seguridad de las Mujeres contra la Violencia, que aún deberá recibir la luz verde del Parlamento y del Consejo Guardián de la Constitución, pretende mejorar la protección de la mujer y atender mejor a casos de este tipo. Los críticos advierten que, pese a ello, la norma no resuelve casos potenciales de abusos en el ámbito familiar.

 

 

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