La pasión lo lleva en la sangre. Su familia es referente histórica en el mundo del andinismo. Fernando Grajales tiene 41 años, desde su adolescencia le interesan los deportes al aire libre y hace más de dos décadas que trabaja organizando logística de personas que suben al Aconcagua. Su empresa, Grajales Expeditions brinda todo lo que se necesita para sumergirse en este apasionando mundo de la montaña.
MTN dialogó con Fernando para conocer de su pasión por la montaña, aprender de su sabiduría y entender los detalles de este apasionante estilo de vida.
En la primera parte de la entrevista, Fernando nos comentó que “por suerte en Mendoza tenemos una patrulla de rescate de la policía, la cual está profesionalizada”.
Y agregó: “Un rescate tiene una metodología de logística, de búsqueda, de seguridad. Por suerte lo tenemos en Mendoza. Eso libera mucho, no solo a cualquier persona que tenga un inconveniente, sino a los civiles que antes participábamos en rescates. Ahora se debe recurrir primero a la patrulla de rescate. Si la patrulla lo considera necesario, puede pedir la asistencia de civiles, como pasó hace algunos días”.
VER TAMBIÉN: Entrevista a Fernando Grajales: el andinismo como estilo de vida y el Aconcagua (Parte 1)
El experto en andinismo analizó lo ocurrido, a fines de julio pasado, cuando tres andinistas fueron rescatados luego de pasar dos noches con temperaturas bajo cero en Cerro Rincón. Tres personas sufrieron cansancio extremo, congelaciones severas al intentar subir el cerro Rincón en Vallecitos. Los montañistas debieron ser rescatados tras estar más de 50 horas varados.
¿Podés analizarme qué pasó con los tres andinistas en el Cerro Rincón?
– “Todos los errores que se pueden dar en un libro, los cometieron tres personas subiendo a una montaña de Vallecitos en invierno. No cotejaron los riesgos, tampoco las condiciones de la ruta. Se pasaron 30 horas en el sitio hasta que tuvieron un accidente, en una ruta donde uno puede pasar 8 horas como máximo porque es un lugar donde caen piedras. Cuánto más tiempo pasas, hay más peligro”.
-“La experiencia es relativa al objetivo. Todos, en algún punto, vamos a hacer inexpertos para un cierto objetivo. Ahí es donde tenemos que ser coherentes a la hora de elegir nuestro objetivo. Eso es parte de la gestión del riesgo. Cuando uno practica deporte de riesgo, debe gestionar el riesgo para no terminar en “las noticias”. Todos podemos tener un accidente, pero debemos elegir correctamente el objetivo, conocer las condiciones, la meteorología, tener un plan de escape, conocer la ruta de escape, tener comunicación y comunicarse”.
-“Estas personas esperaron 36 horas y tener un helicóptero a 100 metros para abrir por primera vez la radio, cuando ya tenían a toda la patrulla de rescate y a varias personas en Vallecitos en vilo por ellos”.
-Una vez que se rescata, ¿qué se hace después?
-“Se hace un debriefing de todo lo que pasó, que se suele hacer con un psicólogo, porque suelen pasar situaciones traumáticas. Este debriefing se realiza entre todas las personas para encontrar cuáles fueron las falencias.Cuando hay situaciones tan grandes, donde se han organizado casi 80 personas, pueden haber falencias de organización, de técnica o de entrenamiento”.
-Quiero empezar andinismo, ¿qué tengo que hacer?
-“La clave es conectarse con un grupo que salga a la montaña y que tenga un guía. Por suerte en Mendoza tenemos una “Escuela de guías de montaña”, así que hay una gran oferta de esto. El Aconcagua potencia nuestra capacidad y experiencia. Probablemente si la patrulla de rescate de montaña de la policía no tuviese el Aconcagua para practicar, no podría llegar a ser tan buena. Si la escuela de guías de Mendoza no fuese el nicho de los guías de Aconcagua, los guías terminarían trabajando en otro lado. En conjunción con el Aconcagua, todas estas entidades se han formado, lo mismo que el servicio médico con conocimientos de altura que han adquirido experiencia por el Aconcagua y ahora son referencia a nivel Latinoamérica”.
-“Siguiendo con la clave para arrancar, las decisiones, al comienzo, las debe tomar un guía: qué ropa llevar, horario de salida, a qué hora volver, cómo comunicarse y después ir aprendiendo a tomar de a poco decisiones propias, disciplinado y formándose. No uno tomar las decisiones, por más sencillas que sean al comienzo, y me relacionaría mucho con la precordillera que es fantástica, que tiene infinitas posibilidades y después ver el rumbo”.
-Hablame del Everest, ¿cómo lo planeaste?
-“Para mí, en algún momento se iba a dar la posibilidad. Me pasaron por la cabeza diversos factores: tomo la decisión de ir al Everest, pasarme casi tres meses en el Himalaya, porque esta montaña me gusta y me genera una inmensa curiosidad por ver el mundo desde más de 8 mil metros. Se me dio la posibilitad de ir y me metí de cabeza. Hay empresas que organizan la logística para gente que sube el Everest, que está en la frontera entre China y Nepal. Todo lo que es del lado chino lo organiza directamente el Gobierno y del lado de Nepal, lo preparan las empresas, yo fui del lado de Nepal”.
-“Se contrata una empresa de logística que tramita los permisos y eso sería lo burocrático. El turismo en Nepal es la principal industria, por eso sale bastante aceitado”.
-Llegaste, ¿cuánto tiempo pasó antes de escalar?
– “El proceso es largo: 45 días antes de estar en la cumbre estaba llegando a Katmandú. Las aproximaciones a las montaña son largas, toman unos siete u ocho días. Hay mucho mal tiempo involucrado”.
–¿Te topaste con algo que no esperabas?
-“La verdad que no me topé con muchas cosas, tal vez porque ya lo venía escuchando y porque ya estuve en el Himalaya subiendo otras montañas. Todo en cierto punto lo esperaba, lo había visualizado: desde los peligros, las avalanchas, los accidentes, los altibajos tanto emocionales como físicos”.
– “Cuando uno llega a campo base, comienzan períodos de aclimatación que se llaman rotaciones. Uno ya queda viviendo en campo base y sube a los campamentos de altura. En el Everest hay cuatro campamentos y después la cumbre. Una rotación es, por ejemplo, subir al campamento 1, pasar una noche, subir al dos y bajar al 1 y pasar otra noche. Después bajar al campamento base. Luego hacer otra rotación un poco más avanzado. Así paulatinamente, vas ganando confianza y aclimatación con la montaña”.
-“Terminadas esas rotaciones, volver a base, descansar y esperar a lo que se llama una ventana de buen tiempo, un buen pronóstico meteorológico. Eso es tiempo de descanso, paciencia y controlar la ansiedad. En esta oportunidad, se me pasó mucho tiempo por diferentes razones y estuve 13 días lo cuál fue una tortura. Sería bueno que ese periodo no sea más de 5 días para que no pierdas aclimatación. Te tenes que mantener sano, no podés tener un dolor de panza o dolor de garganta. Cuanto más tiempo pase, es difícil mantenerse sano”.
-Pasaste por todo eso, ¿cuánto tiempo pasó hasta hacer cumbre en el Everest?
-“Desde que salí del campo base ya con el objetivo de subir a la cumbre, pasaron 3 días. En la cumbre estuvimos un rato, un poco más de 1 hora. El camino fue maravilloso, despertarse a 8 mil metros fue hermoso. Salimos cerca de las 22 para hacer cumbre a las 8 de la mañana. Ver todas las montañas del Hymalaya, es como tener la sensación de que estás parado en el ala de un avión, y te querés quedar horas ahí”.
-“En los últimos 15 minutos del trayecto, ves la cumbre y hay banderas de oración tibetanas. Habían algunas personas y fue una gran emoción. Los días que se hacen cumbre en el Everst son dos o tres en toda la temporada y te encontrás con muchas personas”.
-Contame de tu experiencia con Facundo Arana
-Facundo es un apasionado de la montaña. Lo conocí en el 2010 y él quiso subir al Aconcagua en el día que se recuerda la primera transfusión de sangre (9 de noviembre realizada por Luis Agote). Facundo me dijo “en esa fecha Fer quiero estar en la cumbre del Aconcagua”. Vino, subió con dos guías nuestros y de ahí quedó forjada una linda amistad y cuando fuimos al Everest, fuimos juntos con él”.
-¿Creés que cuidamos y respetamos la montaña?
-“Creo que sí. Con el comienzo de la pandemia y nuestra imposibilidad de alejarnos de Mendoza, empezamos a hacer actividades en la montaña. Hay mucha gente subiendo cerros, corriendo, en bici y esto es increíble. Mendoza es una provincia fantástica, no solamente por su geografía sino por el clima. Se pueden actividades los 365 días del año. Ojalá la cuidemos con respeto”.
-Mensaje final
-“Disfrutemos la montaña en cualquier plan posible. Cuidar y respetar es fundamental”.