Ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, expertos en los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, indicaron que “las descargas de cohetes de Rusia revelan una mala planificación, crueldad y la ausencia de habilidades cruciales”.
Los especialistas sostienen que Vladimir Putin está sorprendido por el lento avance de sus tropas en Ucrania, y aseguran que teme el fracaso de la ocupación en territorio ucraniano.
“Todo el mundo está sorprendido por la falta de capacidad de armas combinadas (el fuego cruzado por aire, tierra y mar) en el ejército ruso”, señaló el teniente general Scott Berrier, a cargo la Agencia de Inteligencia de Defensa.
Y según Infobae, agrego: “Cuando le hundieran el plan de una rápida victoria con la toma de Kiev, Moscú pasó al plan B: bombardear a mansalva las ciudades ucranianas”.
“Ese Plan B consiste, básicamente, en el asesinato intencionado de civiles ucranianos, diseñado para crear un problema masivo de refugiados y poner presión sobre el gobierno ucraniano, la OTAN y el resto de Europa, para que hagan cualquier cosa para detener la matanza”, explicó Ben Hodges, que previamente lideró el ejército estadounidense en Europa.
Añadió que: “La mayor parte del daño que se está produciendo es por estos disparos de largo alcance, cohetes y artillería, no por los aviones de la Fuerza Aérea rusa.”
En las últimas horas, un alto funcionario del Pentágono confío que los rusos dispararon cerca de 670 cohetes en los últimos cuatro días. En la audiencia llevada a cabo en una de las salas más grandes del enorme complejo del Congreso estadounidense en Washington, también se filtraron algunos detalles de qué significa en dólares lanzar esa cantidad de artillería. Por ejemplo, los obuses autopropulsados son una especie de arma de artillería montada en un sistema móvil, como por ejemplo un tanque, como los que usan los rusos tienen la capacidad de efectuar 10 o 12 disparos por minuto. El alcance máximo es de once kilómetros y sus proyectiles son de un calibre de 105 mm. Los cartuchos, de quince kilogramos de peso, cuestan más de 300 dólares cada uno, lo que significa que utilizar este tipo de armamento puede llegar a “quemar” más de 3.000 dólares por minuto a plena capacidad. El lanzamisiles FGM-148 Javelin, una de las armas antitanque de hombro más avanzada del mundo, que Gran Bretaña entregó al ejército ucraniano y es similar a los que tiene Rusia, dispara la ojiva Tándem HEAT, de 8,4 kilogramos, cuyo coste llega a 147.000 dólares por cohete.
Tiene un alcance de más de dos kilómetros y es capaz de destruir cualquier tanque moderno conocido, incluso puede usarse para derribar helicópteros que vuelan bajo. Los misiles teledirigidos que lanzan los cazabombarderos puede costar hasta cuatro millones de dólares.
Michael Kofman, a cargo de los estudios sobre Rusia en la CNA, el prestigioso centro de estudios militares de Arlingron, en Virginia, precisó que el uso relativamente ligero de la Fuerza Aérea por parte de Rusia “puede reflejar precisamente el enorme costo que implica atacar desde aviones y que posee un stock relativamente pequeño de municiones de precisión lanzables desde el aire y su reticencia a exponer sus naves al fuego de tierra sólo para lanzar bombas no guiadas”. Pero aclaró que los cohetes que está lanzando ahora Rusia sobre decenas de ciudades ucranianas también tienen elevados costos. “¿En qué guerra hemos visto a nadie más que a nosotros hacer este tipo de números? El Iskander y el Kalibr (misiles rusos de corto alcance) no son baratos”.
“En el inicio de la guerra, las fuerzas rusas parecían tener unas reglas de enfrentamiento restrictivas e intentaban llevar a cabo `recorridos de trueno´ sin emplear mucho fuego”, dijo Kofman. “Sin embargo, como estos esfuerzos se vieron rápidamente frustrados, los militares rusos recurrieron a los bombardeos, especialmente en el terreno urbano, donde sus tropas no pueden avanzar. Inevitablemente, esto ha llevado a crecientes escenas de destrucción en áreas civiles, y a una guerra cada vez más cruenta.”
“El ejército ruso se reformó en los últimos años para transformarse en esta cosa que llamamos el `Ejército de Nueva Mirada´. Se organizaron en grupos tácticos de batallones más pequeños y, fundamentalmente, esa no es una mala construcción militar. Pero no les funcionó. Supongo que los generales están formados en la antigua escuela y les es difícil adecuarse a estas más modernas”, dijo el teniente general Scott Berrier. “Pero básicamente creo que no tuvieron en cuenta de que necesitaría una estructura de logística mucho más amplia para usar este tipo de táctica”
John Ferrari, un general de dos estrellas retirado del Ejército que es miembro senior del American Enterprise Institute, dijo: “Todo el mundo está sorprendido por la falta de capacidad del ejército ruso en las maniobras de avance rápido… Los errores cometidos por las fuerzas especiales que actuaron en el primer momento, son increíbles”. También opinó que “Occidente tiene que hacer todo lo posible para mitigar los efectos de los ataques de artillería rusos para permitir que las fuerzas armadas ucranianas puedan devolverles el golpe. El reto es encontrar una manera de neutralizar y degradar las capacidades de cohetes/misiles/artillería de las fuerzas rusas. Si las operaciones especiales ucranianas no pueden destruir los lanzadores de cohetes rusos, entonces Occidente tendría que considerar una intervención más directa”.
Mientras que Avril D. Haines, la directora de Inteligencia Nacional de la Administración Biden, cree que Rusia necesitará aún más tropas de las que acumuló a lo largo de la frontera ucraniana en el último año y que rondan los 180.000 soldados. “Los primeros problemas militares del señor Putin podrían hacerle reajustar sus planes para tomar el control de todo el país, y detener su avance después de capturar Kiev, en particular si los generales solicitan la cantidad de fuerzas adicionales que se necesitarán para asegurar Ucrania”, expresó Haines ante los legisladores.
Haines remarcó que ninguno de estos reveses va a hacer retroceder de ninguna manera a Putin. “Su temperamento lo va a hacer, siempre, redoblar la apuesta”, opinó. “Nuestros analistas evalúan que es improbable que Putin haya reflexionado tras este fracaso inicial. Creen que en su lugar va a intensificar los ataques sin discriminación para lograr la capitulación del gobierno ucraniano, el desarme, la neutralidad y evitar de cualquier manera que Ucrania se integre más a Europa”.
William J. Burns, director de la C.I.A., le dio la puntada final a este análisis que los máximos expertos en inteligencia de Washington hicieron ante los congresistas: “Putin está enojado y frustrado en este momento. Posiblemente intente machacar al ejército ucraniano sin tener en cuenta las bajas civiles ni nada.” Y añadió una frase lacónica: “lamentablemente, creo que nos esperan unas próximas semanas muy feas”.
La conclusión estuvo a cargo, involuntariamente, de un legislador demócrata de Texas que no apagó el micrófono y cuando se levantaba al término de la audiencia, movió la cabeza de un lado al otro diciendo con respecto a Putin: “cuánta locura, por Dios, cuanta locura en un hombre tan pequeño”.