El Papa Francisco quiere que la Iglesia católica establezca “itinerarios de acompañamiento” en una pastoral específica para los divorciados vueltos a casar y para las parejas que ya conviven antes del matrimonio.
“La castidad enseña a los recién casados los tiempos y los caminos del amor verdadero, delicado y generoso, y los prepara para el auténtico don de sí mismos que se vivirá luego durante toda la vida en el matrimonio”, explicó el sumo sacerdote.
Francisco insiste en que a pesar de la connotación negativa que tiene la castidad, esta sería importante para no tener una sexualidad desordenada, además de ser una muestra de libertad y no posesión del otro.
En cuanto a las relaciones sexuales dentro del matrimonio, afirmó que estas serían relevantes para “alimentar el amor conyugal, preservándolo de cualquier manipulación”.
“La castidad, en definitiva, enseña, en cualquier estado de la vida, a ser fiel a la verdad del propio amor. Nunca es inútil hablar de la virtud de la castidad, ni siquiera cuando se habla a las parejas que conviven”, concluyó.