En Casa Rosada muestran cierta expectativa luego de la publicación de los datos positivos en materia económica, luego del parate por la pandemia del coronavirus. De todos modos, saben que todavía falta mucho.
En la cabeza de Alberto Fernández está dando vuelta la idea de impulsar un bono de fin de año para beneficiarios de distintos subsidios, y otro de refuerzos para jubilados, tal cual reflejó La Nación.
El bono en cuestión llegaría durante diciembre, un mes caliente por lo general. En esta oportunidad hay un dato que no pasa desapercibido para el Gobierno, y es que se cumplirán 20 años del estallido de 2001, cuando cayó el gobierno de la Alianza, encabezada por Fernando de la Rúa.
En el Gobierno coinciden en asegurar que se “está muy lejos” de que eso se repita, pero saben de que el aniversario, con número redondo, sacará muchos militantes a la calle. “Eso siempre genera preocupación, pero claramente no se ve un intento de violencia o desestabilización, para nada”, dijo uno de los funcionarios que más y mejor conoce sobre el tema. Pero la atención que suscita el tema hace que en ese sentido se ponga especial hincapié en la definición de medidas que apunten a la contención de los sectores sociales más desfavorecidos.
Por un lado evalúan lo que será el bono de fin de año para beneficiarios de los distintos planes y asignaciones universales. El monto sería de la mitad del Plan Trabajar, que se paga todos los años, lo que terminaría rondando en 8000 pesos. Así como en un posible bono de refuerzo para jubilados, que probablemente podría ser como el que recibieron en las últimas oportunidades. “Somos conscientes de que la gente la está pasando muy mal, estamos haciendo todo lo posible para salir del momento”, se ilusionan en la Casa Rosada.
En tal sentido saben que, a pesar de las presiones que enfrenta la cartera de Economía ante la necesidad de acordar con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el ministro Martín Guzmán “no pierde de vista lo que está pasando a nivel social”.
Lo que no está por ahora en la cabeza del Gobierno es la discusión de un salario básico universal (SBU), como propuso el dirigente de Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Juan Grabois. La idea central del SBU es un subsidio más estable y fue desarrollado junto con el Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (Ocepp). “El Gobierno no está negado a la realidad, pero no creemos que se pueda dar la discusión este año”.
Cuando distintos funcionarios del albertismo coinciden en hablar de que el Gobierno “no niega la realidad” se refieren sobre todo a lo que vieron en sus recorridas preelectorales en las calles. “La gente agradece las vacunas, pero fundamentalmente te dicen que la plata no les alcanza para nada”, admiten. “Lo sabíamos y lo confirmamos en las recorridas previas a las elecciones, la gente tiene esa preocupación y la de la falta de seguridad. Hay mucho enojo y está bien, pero ahora hay que enfocar en lo que va a ser 2022″, le confiaron al medio porteño.
”Todos los actores de la coalición tenemos que entender que entramos en otra etapa. El año próximo tiene que ser en el que se pueda avanzar”, detalló un funcionario sobre el funcionamiento de Gobierno y la necesidad de dejar atrás las diferencias en el Frente de Todos. En ese escenario, la inflación es lo que más le preocupa al Gobierno y que por ahora no logra dominar. Por el momento confían en que el eventual acuerdo con el FMI ayude a comenzar a bajarla y ordenar los números del país.
En el mapa de preocupación del Gobierno también ya se mira con preocupación lo que podrá pasar a partir del otoño en materia sanitaria, teniendo como referencia el espejo de lo que sucede en Europa con el fuerte nivel de rebrote de la enfermedad. “Hay que estar atentos, acelerar las terceras dosis y rogar que sea lo más leve posible”, admitió con preocupación un funcionario.
