El médico etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, primer africano en dirigir la Organización Mundial de la Salud (OMS), fue elegido hoy para un segundo mandato de cinco años, con la aprobación de una amplia mayoría de los 194 Estados miembro.
En esta nueva etapa, tras un primer mandato marcado por el coronavirus, que dejó al descubierto las fallas de la agencia sanitaria, el director general tendrá que ganar el reto de reforzar el organismo, sobre todo para prevenir y gestionar mejor futuras epidemias y pandemias.
Humbled & honoured to be elected to serve a 2nd term as @WHO Director-General. I’m deeply grateful for the trust & confidence of Member States. I thank all #healthworkers & my @WHO colleagues around the 🌍. I look forward to continuing our journey together. #ProudToBeWHO #WHA75 pic.twitter.com/1L0GwkRKbc
— Tedros Adhanom Ghebreyesus (@DrTedros) May 24, 2022
Su reelección se produce en el marco de la Asamblea Mundial de la Salud, órgano supremo de decisión de la OMS, que comenzó el domingo pasado y se prolongará durante una semana, y resulta el primer encuentro presencial de alto nivel de autoridades sanitarias tras el inicio de la pandemia.
VER: La OMS llamó a una reunión de emergencia por la “Viruela del Mono”
El nombramiento de Tedros como máxima autoridad es una mera formalidad: ya había quedado confirmado en octubre pasado cuando fue oficializado como único candidato al puesto gracias al apoyo de 28 países, la gran mayoría europeos.
Today at #WHA75 Member States re-elected @DrTedros to serve a second five-year term as Director-General of the WHO. Dr Tedros Adhanom Ghebreyesus’s new mandate officially commences on 16 August 2022.
👉 https://t.co/kNUVAeDFff pic.twitter.com/MK5jjA4YyQ
— World Health Organization (WHO) (@WHO) May 24, 2022
En la agenda de la asamblea, también se incluyen debates como la creación de un tratado para futuras pandemias, cuestionado por sectores conservadores y organizaciones humanitarias, en un foro en el que Rusia ya adelantó que “participará activamente” y en el que se espera se presente una condena a los ataques a hospitales durante la guerra en Ucrania.
Con 57 años, Tedros, como le gusta que le llamen, es un especialista en la malaria, licenciado en inmunología y doctor en salud comunitaria, que fue ministro de Salud y de Exteriores de su país.
Como él mismo lo subrayó recientemente, su mandato estuvo marcado por los conflictos en Yemen y Ucrania, y acostumbrado a ir al frente, visitó los hospitales ucranianos bombardeados.
“Mucho más que las pandemias, la guerra socava y destruye las fundaciones sobre las cuales reposan las sociedades antes estables” y los conflictos dejan “cicatrices psicológicas que pueden demorarse años o décadas en sanarse”, dijo hace poco el etíope, para quien “la paz es esencial para la salud”.
Es algo que vivió en carne propia: “Soy un niño de la guerra”, dijo Tedros dos días atrás, en la inauguración de la 75ª Asamblea Mundial de la Salud, recordó la agencia de noticias AFP.
Años más tarde, cuando la guerra resurgió en Etiopía en 1998, “este miedo” regresó cuando les tocó a sus hijos “esconderse en un búnker”.
Su infancia también estuvo marcada por la muerte de un hermano por falta de medicamentos.
Tedros es muy apreciado, especialmente por los africanos, por haber hecho que la mirada de la comunidad internacional se volviera más hacia ese continente, especialmente durante la pandemia.
Sin embargo, su propio país lo acusó de haber “abusado de sus funciones” tras comentarios sobre la situación humanitaria en el Tigré, una región etíope que está en conflicto con el gobierno central.
La llegada del demócrata Joe Biden a la Casa Blanca, que marcó el regreso de Estados Unidos a la OMS, imprimió un nuevo impulso tras haber sido atacado por el expresidente Donald Trump, quien cortó la financiación a la organización, a la que acusaba de gestionar mal la pandemia.
El tono crítico de Tedros hacia China, que considera que no es lo suficientemente transparente sobre el origen de la pandemia, le valió algunas reprimendas de Beijing, pero aún así el gigante asiático apoyó su reelección.
También recibió críticas por varios Estados que consideraron que tuvo una respuesta blanda frente a un escándalo de violencia sexual en República Democrática del Congo que implicaba a empleados de la organización que dirige.