Poco saben que fui uno de los primeros que investigó de manera independiente el caso por la muerte de María Marta García Belsunce, ocurrido en el año 2002. Aquel que ahora ha cobrado inusitada relevancia por una serie de Netflix, más efectista que rigurosa.
Allí, uno de los que despunta es Pablo Duggan, autor de uno de los libros sobre el caso, “Perdón, María Marta” del año 2007.
Años antes, uno de los abogados de la familia me había ofrecido una interesante suma de dinero para hacer una obra similar —sino la misma obra—, pero direccionada a beneficiar a la familia. No es nada novedoso, lo he contado en alguna oportunidad.
Obviamente me negué, porque: primero, no hago libros por dinero sino por vocación; segundo, la investigación debe ser independiente, jamás direccionada.
Me enteré que Duggan estaba escribiendo su libro porque un día me llamó, meses antes de sacarlo, para preguntarme algunas cuestiones del caso. Lo curioso es que no citó nada de lo que le dije.
Solo me mencionó en su “investigación” a efectos de ensuciar el nombre del entonces fiscal Diego Molina Pico.
Según Duggan, el funcionario judicial había tomado mis notas periodísticas a efectos de construir su pedido de procesamiento contra la familia de María Marta, lo cual es engañoso. Porque, si bien Molina Pico le dio importancia a los datos que publiqué en su momento, le agregó muchos otros elementos que yo en ese momento desconocía.
Así lo cuenta el colega en su libro: “Su nota (por mi artículo periodístico) no tuvo ninguna repercusión, pero llamó la atención del fiscal Molina Pico. Pocos días después, el mismo fiscal se comunicó con el periodista (yo) y este le aportó los datos que tenía sobre la causa del Cartel de Juárez. Curiosamente, algunos días después, el fiscal recibió un anónimo en su despacho en donde se relataba toda la información que Sanz le había aportado. El círculo estaba cerrado, de esa manera la información podía volcarse a la causa sin mayores explicaciones.”
El textual del libro de Duggan apareció publicado en revista Noticias, como anticipo de su propia obra, el 19 de mayo de 2007.
Le respondí dos semanas después, el 2 de junio del mismo año, a través de la misma publicación, tal cual puede verse en el “escaneo” al pie. Sostuve entonces:
En la edición Nº 1586 de la revista, se publicó un anticipo del libro “Perdón María Marta”, del periodista Pablo Duggan. Allí se hace referencia a mi persona como investigador exento de “rigor investigativo” y se afirma que la acusación que hace el fiscal Diego Molina Pico está basada en artículos publicados por mí en 2002/2003.
Para información de Duggan, he escrito cuatro libros de investigación —N de la R: aún no alcanzaba las 10 obras que ostento hoy en día— (amén de cientos de artículos periodísticos) y en todos ellos hay un patrón común: un voluminoso apéndice documental que muestra gran parte de las fuentes utilizadas para indagar en los temas publicados.
Respecto a la acusación del fiscal, es cierto que fui el primero en publicar la hipótesis del “lavado de dinero” y que mis artículos tienen algunas coincidencias con lo presentado por Molina Pico, pero esa similitud es mínima (no llega al 20 %) y no deja de darle contundencia a la acusación del funcionario judicial.
Es evidente que Duggan quiere minimizar la labor del fiscal afirmando temerariamente que el funcionario judicial sólo se basó en un par de artículos de la prensa (en este caso míos) para acusar a la familia, pero la mera comparación entre lo denunciado por Molina Pico contrastado con lo publicado por mí (semanas antes de su acusación) tiran abajo esa pretensión.
He leído el libro del Sr. Duggan y no parece una “investigación independiente” como él mismo la presenta. Sólo se ha basado en partes de la causa judicial que convienen a la familia y sus dichos se basan mayormente en lo que ésta afirma en los medios.
Es una pena lo que ha hecho Duggan. Realmente esperé con ansias la salida de este libro y me siento decepcionado por su falta del más mínimo rigor periodístico.
Por caso, ninguna de las contradicciones de la familia, muchas de las cuales ha podido verse en los medios de prensa, ha sido comentada por el periodista en su obra. Analizar la causa Belsunce sin poner énfasis en la catarata de contradicciones familiares (más allá de su eventual culpabilidad o complicidad), es dejar de lado un importante “tamiz” de contrastación periodística.
Sólo resta preguntarse si Duggan ha cobrado por parte de la familia para escribir semejante disparate. Si es así, espero que haya sido una buena suma que justifique tan desvergonzada defensa.