El asesor jurídico informal de Cristina Kirchner, Eugenio Raúl Zaffaroni, el empresario K Gerardo Ferreyra, los abogados K Natalia Salvo y Adrián Albor se sumaron se sumaron, entre otros, a las críticas de la directora de Jurídicos del Senado, Graciana Peñafort a la designación de Horacio Rosatti como nuevo presidente de la Corte.
Zaffaroni condenó que “tres jueces decidan la institucionalidad del país” y dijo que la Corte “es uno de los grandes problemas del Poder Judicial”. La Corte tiene actualmente 17 recursos extraordinarios de la vicepresidenta, quien tiene siete procesamientos, para resolver.
En cambio, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, felicitó a la nueva conducción de la Corte Suprema de Justicia y remarcó que el Gobierno nacional “es respetuoso de la independencia” de otro poder del Estado.
“Es otro poder del Estado, ellos eligen sus autoridades, se ponen de acuerdo y nosotros somos respetuosos de su independencia. Los felicitamos y bueno, que hagan su trabajo”, dijo Manzur en declaraciones a la prensa en Pilar, tras participar del acto de lanzamiento del Previaje PAMI.
En ese marco, el jefe de Gabinete indicó: “La justicia es un poder independiente y nosotros nunca nos metemos en eso”, en una clara diferencia frente a las críticas del cristinismo.
El actual miembro de la Corte Interamericana, volvió a proponer una ampliación del máximo tribunal de sus actuales 5 a un número a entre 11 y 13 miembros, en línea con las propuestas de Cristina Kirchner de cambiar o ampliar el máximo tribunal.
Luego del diputado K y ex director de Contrainteligencia de la AFI, Rodolfo Tailhade dijo que “desfachatados Rosatti y Rosenkrantz! Qué vergüenza profunda la Corte Suprema”. “Un mamaracho institucional que nos advierte de impulsar una reforma estructural profunda en la Corte”, agregó otro de los operadores judiciales de la vicepresidenta.
Si bien el ex presidente Mauricio Macri primero sacó un decreto para nombrar a Rosatti y Rosenkrantz cuando el congreso no funcionaba, luego fueron nombrados a través del Senado y siguiendo el procedimiento constitucional.
Por su parte, la asesora del bloque de diputados del Frente de Todos e impulsora del Operativo Puf contra la causa de los Cuadernos de las Coimas, Natalia Salvo, afirmó que “Presidente y vice de la Corte Suprema Rosatti y Rosenkrantz, los mismos que aceptaron ingresar por decreto en contra de la Constitución y que tienen varias llamadas con el prófugo Pepin”. A su vez, el abogado Adrián Albor, defensor del piquetero Luis D’Elia, publicó con un irónico meme en base a una caricatura. Y el relator de fútbol K Víctor Hugo Morales dijo que “estamos frente a la Corte del bochorno“, mientras el camarista Juan Ramos Padilla retuiteó furibundas críticas contra la Corte.
Zaffaroni, dijo además que el “otro problema de la Corte es no tener el stare decisis, es decir, que la jurisprudencia constitucional de la Corte sólo sirve para el caso. Cada juez sigue haciendo lo que se le da la gana”. “Y el tercero es que no tenemos casación nacional, es decir, que tenemos códigos únicos con 25 posibles interpretaciones diferentes”, agregó Zaffaroni quien integró la Corte hasta finales de 2014 cuando se jubiló.
En declaraciones a una radio K, Zaffaroni subrayó que “la Corte que integré era de siete personas que teníamos diferencias, distintas trayectorias, formación jurídica. Pero siempre cuidamos ‘la imagen de la empresa‘”.
“Todo se resolvía en una mesa y para afuera estaba todo bien. Tengo la impresión de que Rosenkrantz no satisfizo a quienes lo habían votado” durante su presidencia de los últimos tres años, agregó.
Consideró que hay que “cambiar el modelo” a uno que amplíe el máximo tribunal a “11,13,17” integrantes como “en muchos países de América Latina”, pero aclaró que para eso “habría que cambiar la Constitución” que en la actualidad, no determina el número de ministros que debe tener.
Además, Zaffaroni cuestionó las competencias de la Corte y advirtió que no todos los magistrados que la componen son “especialistas en cualquier materia” al nivel de las atribuciones que ha asumido, y el poder “convertirse en lo que le da la gana en la última instancia” de todo tipo de derecho. “Es como poner a un especialista de garganta a operar el cerebro”, finalizó Zaffaroni.
Fuente: Clarín.