La respuesta a la pregunta que titula este artículo es un rotundo no. No alcanza con la salida del ahora ex ministro de Salud de la Nación Ginés González García, sobre todo porque quien va a reemplazarlo es su mano derecha, Carla Vizzotti.
Primero es dable preguntarse si la flamante ministra no tenía conocimiento respecto del Vacunatorio VIP, lo que parece ser ilógico teniendo en cuenta su cercanía con el renunciado titular de la cartera de Salud.
Pero al margen de ello, Vizzotti no es una persona ajena al mudo de los negociados. Como ya se ha expuesto en este portal, no sólo trabajó para el narco-empresario Hugo Sigman sino que además –más allá de su suculento sueldo de 280 mil pesos mensuales- cobra 65 mil pesos por mes por parte de una fundación cuyas oficinas se encuentran vacías.
Pero va más allá de ello, porque Ginés renunció ¿Y los funcionarios que se aplicaron la vacuna? ¿Ahora también habrá que aplicarles la segunda dosis? Es una estafa para el pueblo, teniendo en cuenta que no todo el personal sanitario está vacunado y que antes de vacunar a personas de riesgo se inoculó a jóvenes de La Campora que no tenían problemas de salud preexistentes.
¿Cuál es la necesidad? ¿Por qué ser tan torpes? Desde el oficialismo indican que Ginés ha sido un buen ministro y que lo que pasó fue solo una “equivocación”. Antes que nada es necesario rememorar que Ginés es el mismo que dijo que el coronavirus no llegaría a la Argentina y se ha mandado pifies descomunales.
Pero además, lo del Vacunatorio VIP no puede ser considerado como un simple error, el renunciado ministro debería pagar ante la Justicia lo que hizo ¿O acaso Ginés no sabía que lo que estaba haciendo estaba mal?
¿Y el doctor Alberto Maceira, director del Hospital Posadas? Él mismo reconoció este mismo sábado que “Somos el hospital del país que más dosis de vacunas ha aplicado y la próxima semana habremos inoculado a la totalidad de nuestro personal, más de 5.200 personas”. Es decir que ni siquiera el hospital donde funciona el Vacunatorio Vip tiene a todos sus trabajadores vacunados.
Es una vergüenza, pero una decisión como la que tomó el presidente Alberto Fernández de eyectar a uno de sus funcionarios más apreciados con la mira puesta en las próximas legislativas, no debe tapar la cuestión de fondo.
Al margen de que sería más serio si se “renuncian” una interminable lista de funcionarios, el problema es que lo que no funciona, no es este Gobierno en particular, sino el sistema político en general, porque quienes tomen el mando seguirán utilizando el poder para hacer lo que les plazca.
Para poner un ejemplo elocuente de lo irrisorio de ese sistema se puede mencionar la Oficina Anticorrupción, cuyo titular es elegido por el presidente a quien debería investigar. Las gestiones de Laura Alonso durante la época del ex presidente Mauricio Macri y la actual de Felix Crous son la férrea muestra de ello.
Entonces es necesarios insistir, ni una ni un millón de renuncias (aunque debidas) alcanzarían para terminar con las maniobras corruptas como la acontecida con las vacunas para amigos.
Ni siquiera aunque se cumpla el “que se vayan todos”, porque quienes vengan van a seguir utilizando el sistema político con el cual la sociedad fue sistemáticamente engañada, basureada y escupida.
Nadie, absolutamente nadie va a hacer lo necesario para que ese sistema cambie porque sería algo así como dispararse en el pie, así que, mientras tanto, como sociedad hay que celebrar la renuncia de un ministro corrupto y rezongar por la llegada al frente del mismo Ministerio de… ¡su mano derecha!
Nuevamente, el problema es el sistema.