Este 2 de marzo, la Ciudad de Mendoza cumple 460 años de aquel 1561 en la que fue fundada y que luego pasó por distintas épocas, sobreviviendo a la prehispánica, la colonial y la gesta del propio General San Martín.
Pero la historia comienza mucho antes, de hecho, la región está poblada dese hace más de 10 mil años. Eran nativos Huarpes quienes habitaban estas tierras en el período precolombino, practicando la agricultura y el riego.
Luego, hacia 1470, los incas invadieron la región, incorporándola a su imperio. Dicho sea de paso, la traza del Camino del Inca, que también pasa por la provincia de San Juan, entonces se vinculaba a Cusco, en Perú, la capital imperial.
Con la llegada de la conquista hispana, los Huarpes perdieron sus tierras y eran entregados a los nuevos pobladores promoviendo el mestizaje entre razas.
La zona había sido reconocida por primera vez por el español Francisco de Villagra por el año 1551 y, 10 años después, en 1561, García Hurtado de Mendoza, entonces gobernador de Chile e hijo del virrey de Perú, envió una expedición con fines poblacionales.
El 22 de febrero de ese año, el capitán Pedro del Castillo tomó posesión del Valle de Huentata y fundó la ciudad el 2 de marzo bautizándola Mendoza del Nuevo Valle de La Rioja.
Sin embargo, aquel día, ese nacimiento no se dio en el lugar donde hoy se encuentra ubicada, sino que se hallaba en donde ahora se ubica el Distrito de Pedro Molina, departamento de Guaymallén.
No obstante, tras las insistentes inundaciones que sufría la zona, un año después, el 28 de marzo de 1562, Juan Jufré resolvió mudarla al margen Oeste del canal Cacique Guaymallén, en el lugar hoy conocido como “Área Fundacional”.
El crecimiento de la ciudad se debió al comerció que funcionaba en el camino a la Capitanía General de Chile, Santiago.
En 1776, junto a la creación del Virreinato de La Plata, se separa de Chile y es incorporada al nuevo Virreinato. En 1783, la Intendencia de Mendoza pasó a integrar la Intendencia de Córdoba del Tucumán.
A fines de 1813, el segundo triunvirato crearía la provincia de Cuyo, comprendida por Mendoza, San Luis y San Juan, cuya capital radicaba en la Ciudad de Mendoza. Este armado tripartito fue disuelto en 1820 tras las declaraciones de autonomía de las otras dos provincias.
Durante ese lapso, Mendoza fue gobernada por el General San Martín mientras organizaba el cruce de Los Andes.
El naturalista Charles Darwin, en 1835 visitó la ciudad durante su viaje por el mundo y en 1861 un terremoto la destrozó, obligándola a mudarse por segunda vez un kilómetro más al oeste.
Todo el que viva en Mendoza sabe que es una zona de gran sismicidad y entre 1782 a la fecha sufrió una docena de terremotos.
En tal sentido, el terremoto del 20 de marzo de 1861 fue uno de los más desastrosos, no solo destruyendo casi por completo la antigua ciudad colonial, sino además dejando un saldo estimado de 10 mil muertos sobre 20 mil habitantes.
Sin embargo, el paseo de La Alameda sorprendentemente sobrevivió y fue el eje de las nuevas construcciones y el nexo entre las ciudades Vieja (destrozada y luego reconstruida) y Nueva (donde se había hecho la mudanza).
En 1884 llega el ferrocarril y la ciudad empieza a crecer a pasos agigantados, ello junto al arribo de inmigrantes que lograron reconvertir la economía de Mendoza.
A ello se le agrega la creación de una Plaza Central luego bautizada Independencia junto a otras cuatro plazas a su alrededor, trazando anchas avenidas con grandes arbolados que dieron inicio a la Ciudad de Mendoza moderna, tal como se conoce hoy.