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Lejos de estar asando pollos, algún lechón o un simple asado, la llegada de las Fiestas de Fin de Año no dejan de ser una especie de tortura para la familia Martín Barroso.
Es que desde el 23 de diciembre del 2011, Néstor Roberto Martín Barroso, que en ese entonces tenía 45 años, parece haber sido tragado por la tierra.
El hombre, que meses antes había sufrido un accidente en moto y que lo había dejado con ciertas dificultades para caminar, ingresó al nosocomio ubicado en calle Mitre de General Alvear, con serios problemas de depresión y alcoholismo.
Lo que parecía ser un procedimiento más para los médicos del centro asistencial, terminó siendo un misterio sin resolver, y un tema del que a pesar del tiempo transcurrido, sigue comentándose por lo bajo.
“Fui a verlo durante el horario de visitas en la siesta, fui con mi hermana más chica, y a las 15:00 nos fuimos. A la noche ya no estaba”, señaló su hija Noemí Martín a MTN.
Sin embargo, ni la mujer, ni nadie del nosocomio descubrió que Néstor había desaparecido.
“Mi hermano fue a la noche y se encontró con que no estaba, empezó a preguntar a las enfermeras y nadie sabía nada, nadie sabía si había tomado o no alguna pastilla”, expresó la mujer, que en vísperas de Navidad, ilustró: “Ya no son fiestas porque tenemos algo que nos falta”.
El caso tomó mucha notoriedad en todo el sur provincial, a tal punto que se montaron grandes operativos por tierra y por aire, y de los que participó el ex ministro de Seguridad Carlos Aranda.
Con el correr de los días surgieron rumores y testimonios que indicaban haberlo visto en el distrito sanrafaelino de Real del Padre, en Monte Comán, en Bowen, en Compuertas Negras, e inclusive aseguraron que se encontraba en la provincia de San Luis en el límite con Córdoba.
Pero como precisó su hermana, unos meses antes de su internación sufrió un accidente que lo dejó con serias dificultades al momento de caminar: “Quedó un tanto rengo por lo que no creemos que pueda haber llegado muy lejos”, añadió la familiar.
Si algo torna aún más misteriosa su desaparición, es que al momento de abandonar el hospital se fue sin documento, la ropa que tenía junto a él durante su internación, y su paquete de cigarrillos.
El juez que por entonces se puso al frente de la causa es Néstor Murcia, que en esos días emitió un comunicado en el que difundió la imagen para intentar dar con él, algo que hasta el momento no sucedió.
Al momento de abandonar la institución sanitaria, Barroso tenía una altura de 1,69, delgado, de cabello oscuro y corto, ojos marrones oscuros y rengueaba con su pierna izquierda. Vestía camisa amarilla manga larga a rayas, pantalón corto azul, pantuflas grises oscura, y tenía una gorra azul con la inscripción de YPF.
Ya pasaron nueve años de la desaparición de un hombre que padecía depresión y alcoholismo, y que supuestamente burló al personal de la institución y abandonó el hospital sin dejar rastro.
