A dos años del inicio de la pandemia y con infecciones récord día tras día, aun existen personas que todavía no se han contagiado de Covid-19.
Muchos lo atribuyen a estar vacunados, algunos a evitar el contacto con más personas, otros a la suerte y finalmente, hay científicos que creen que existe un componente biológico que brinda una inmunidad natural al virus.
En Estados Unidos y Brasil, los investigadores analizan posibles variaciones genéticas que podrían hacer que ciertas personas sean inmunes a la infección. En el University College London (UCL), los científicos están estudiando muestras de sangre de cientos de miembros del personal sanitario que, aparentemente contra todo pronóstico, evitaron contraer el virus.
Una de esas trabajadoras en la primera línea del coronavirus es Lisa Stockwell, una enfermera de 34 años de Somerset que trabajó en Urgencias durante la mayor parte de 2020, en una unidad de admisiones ‘caliente’ donde se evaluó por primera vez a los pacientes infectados.
“No me fue mal en absoluto, y mi prueba de anticuerpos, que tomé a fines de 2020, antes de vacunarme, fue negativa. Esperaba tener una prueba positiva en algún momento, pero nunca llegó. No sé si tengo un sistema inmunológico muy robusto, pero estoy agradecida de no haberme enfermado”, destacó Lisa.
No obstante, investigadores descubrieron otras células del sistema inmunológico, llamadas células T. Son similares a las que se encuentran en el sistema inmunológico de las personas que se han recuperado de COVID.
Al igual que los anticuerpos, las células T son creadas por el sistema inmunológico para defenderse de los invasores. Pero mientras que los anticuerpos impiden que las células virales entren en el cuerpo, las células T las atacan y las destruyen.