El presidente Alberto Fernández se hizo cargo de la responsabilidad política de la carta enviada por su asesora, Cecilia Nicolini, quién se dirigió en duros términos hacia al Fondo Ruso de Inversión Directa.
El mencionado organismo encabeza las negociaciones de la vacuna Sputnik V, bajo la estricta miraad de Vladimir Putin.
En ese mail dirigido a Anatoly Braverman, consejero principal del Fondo Ruso, Nicolini exige que cumpla con el envío de 13 millones de dosis 2 que adeuda desde hace varias semanas y deja al descubierto ciertas particularidades de la relación bilateral entre la Casa Blanca y el Kremlin.
La carta redactada por Nicolini y apoyada desde su primer borrador por Alberto Fernández, tiene un tono despojado en relación al reclamo institucional y la traducción al ingles no preservó todos los cánones semánticos que habitualmente se usan en la correspondencia oficial.
“El mail que enviamos al Fondo Ruso no significa que tengamos una dependencia geopolítica con Rusia. Lo único que hicimos fue reclamar que cumplan el contrato que firmamos”, explicó el Presidente en Olivos.
Y remató: “Ese fue el sentido del mail. Yo quiero que me manden las vacunas para completar el plan. Qué querían que no hiciera el reclamo. Insólito”.
Los argumentos de Alberto Fernández contrastan con el texto literal de la misiva, reflejó Infobae. Nicolini reveló que el Presidente esperó dos horas frente a una pantalla de televisión para después participar 10 minutos en una ceremonia liderada por Putin y destinada a anunciar la producción local de la Sputnik V.
Anatoly Braverman, principal referente del Fondo Ruso de Inversión Directa, sabe de la influencia que tiene Nicolini en el Gobierno nacional y su acceso directo al despacho presidencial. Sin embargo, y pese a los repetitivos reclamos de la asesora de Fernández, Braverman promete vacunas y celeridad y no cumple con su palabra.
El Presidente argentino mantuvo una video conferencia con Putin para plantear la necesidad de tener envíos sistemáticos de vacunas a la Argentina. Putin se comprometió, y Alberto Fernández quedó conforme.
Sin embargo, días más tarde, en la Casa Rosada reconocieron que las vacunas no llegarían acorde a lo prometido por el líder ruso. Y Braverman, en diálogo directo con la ministra Carla Vizzotti y la asesora Nicolini, solo mencionó problemas estructurales para esquivar la responsabilidad del Kremlin ante la ausencia de millones de dosis 2 que ya deberían haber llegado desde Moscú.
La demora del Kremlin en entregar la Sputnik V-componente 2, complica en demasía la vida de más de tres millones de personas que esperan la segunda dosis para completar su esquema de vacunación. El Fondo Ruso de Inversión Directa debe 13 millones de dosis 2, y en Gobierno son conscientes que esa deuda de Putin es de cumplimiento imposible en 2021.
Mientras Alberto Fernández rechazó en Olivos que estuviera bajo la órbita geopolítica de Putin, en la Casa Rosada ya arrancó una silenciosa caza de brujas para encontrar al “funcionario infiel” que filtró la carta reservada que Nicolini envió desde Buenos Aires al consejero Braverman.
Cuando ya era noche en Balcarce 50, y el Presidente aún atendía en su despacho, una lista corta de eventuales sospechosos saltó de celular a celular. En ese listado apareció el nombre de un miembro del Gabinete Nacional, un funcionario con formación jurídica del Ministerio de Salud y a dos diputados de la oposición.
“Ya lo vamos a agarrar”, comentó Nicolini en su despacho, tras recibir el respaldo político de Alberto Fernández.