Luego de haberse abstenido a declarar la semana pasada, finalmente, uno de los detenidos en la causa que investiga el presunto pago de coimas al juez federal Walter Bento confesó haber pagado una millonaria coima a cambio de su libertad.
Según cuenta el colega de Diario UNO, Sebastián Salas, fue tras la batería de imputaciones del miércoles pasado, que los investigadores liderados por el fiscal Dante Vega esperaron que ocurra lo normal: que ningún detenido declare y hagan uso de su derecho a guardar silencio. Sin embargo, siempre rondaba la expectativa de que alguno de los sospechosos de pagar coimas se quebrara, sobre todo teniendo en cuenta que se puede acoger a la figura de arrepentido, lo que finalmente terminó ocurriendo.
Se trata de Javier Santos Ortega, quien en las últimas horas declaró ante los investigadores y ratificó que pagó más de 700 mil dólares a cambio de salir del penal. Alguna parte del dinero fue en efectivo y el resto con propiedades, según trascendió. No sólo eso, sino que detalló que la plata era para el juez Bento.
Para la investigación, esta versión se refuerza con el mensaje que le envió el abogado Martín Ríos a Diego Aliaga -dos presuntos integrantes de la banda de las coimas federales-, con una foto de un escrito a mano sobre una suma de U$S800.000 que se detallaba entre dinero de contado, una lancha y dos departamentos.
Así, Santos Ortega se convierte en el primer implicado en la causa que le confirma a la Fiscalía la existencia de una banda dedicaba a gestionar el cobro de coimas a cambio de favores –además de otros testigos que han declarado en la causa, de los mensajes y llamadas telefónicas entre los sospechosos y de los propios fallos de juez Walter Bento-. Hasta el momento, no ha solicitado acogerse a la figura del arrepentido.
Santos Ortega, de 47 años, fue uno de los hombres que detuvieron el miércoles pasado. Ya había estado privado de su libertad en mayo de 2019 gracias a una denuncia que radicó AFIP. El organismo detectó que una empresa que vendía zapatillas por Internet no había registrado el ingreso de esa mercadería desde Chile.
En uno de los galpones estaba Javier Santos Ortega y su sobrino, Juan Carlos Molina, quienes fueron detenidos en ese entonces pero luego recuperaron su libertad gracias a fallos del juez Walter Bento que, según la Fiscalía, fueron conseguidos a cambio de coimas.