Encontraron a 92 refugiados desnudos en la frontera de Grecia y Turquía. Las personas eran forzadas a cruzar el Río Evros que separa a los dos países. La mayoría de ellos eran afganos y sirios, que escapan de sus territorios en busca de mejores condiciones de vida.
Los gobiernos se acusan mutuamente de esta situación. Desde Turquía negaron toda implicación en el trato degradante infligido a los migrantes a pesar de que el ministro griego de Protección Civil, Takis Theodorikakos, acusó a al país de “instrumentalizar la inmigración ilegal”.
De paso, Turquía aprovechó y acusó a Grecia de comportamiento “inhumano”.
“Pedimos a Grecia que renuncie cuanto antes a su actitud inhumana hacia los refugiados, para poner fin a las acusaciones falsas e infundadas contra Turquía”, escribió el jefe de comunicación de la Presidencia, Fahrettin Altun.