En una aldea ubicada cercana a Kiev, voluntarios desenterraron ayer a civiles ucranianos abatidos por los soldados rusos.
Los agentes fueron exhumando uno por uno, a dos semanas de que los uniformados rusos desaparecieran de la zona en cuestión.
De acuerdo a fuentes oficiales, esos cadáveres fueron depositados en tumbas improvisadas y ahora deben ser recuperados para investigaciones que determinen posibles crímenes de guerra. Hasta el momento se han encontrado más de 900 víctimas civiles.
Los cuatro cuerpos desenterrados recientemente corresponden a personas asesinadas en la vía pública, según relató una persona que entregó los ataúdes para los cadáveres.
En un primer momento, los voluntarios no pudieron lograr su objetivo cavando con palas comunes y corrientes, por lo que decidieron llamar a una máquina excavadora.
Ira Slepchenko, la esposa de uno de los fallecidos desenterrados, presenció fuertemente momento y estuvo cerca de colapsar.
Los ataúdes de los hombres fueron levantados y luego abiertos. Los cuatro cuerpos, envueltos en mantas, y luego depositados en bolsas para cadáveres. El forro blanco con bordes de encaje de cada ataúd estaba teñido de rojo donde había estado la cabeza.
