Una campana eléctrica que se encuentra en Oxford continúa sonando desde hace 181 años. La batería no ha fallado en todo ese tiempo, lo que ha despertado el misterio de todos, ya que nadie sabe de qué material está constituida.
Dicha campana, también conocida como la pila seca de Clarendon, consta de dos campanas de latón, una a cada lado, y un badajo (la pieza que golpea cada campana) de unos cuatro milímetros de diámetro.
Cada campana está colocada bajo una batería de pila seca que atrae al badajo. En momentos que el badajo golpea la campana, pila hace una pequeña carga que repercute el badajo, y que posteriormente es atraído por el otro extremo, y así seguidamente con una frecuencia de dos hercios, explicó el sitio Xataka.
El artefacto que se encuentra en la ciudad británica no se ha desmontado nunca, ya que eso llevaría a parar uno de los experimentos científicos más antiguos de la actualidad. Si se sabe que la batería está recubierta de azufre fundido para resguardarla de la humedad, pero la composición es un misterio.
De todos modos, sostienen que para que siga funcionando necesita un voltaje alto para comenzar el movimiento, ya que la carga que se transporta de una campana a otra es muy baja.
Desde la universidad de Oxford, sospechan que en el interior podría haber una pila de Zamboni, ya que hay antecedentes similares durante la época de su creación.
Estas pilas se construyen apilando discos de papel recubiertos con hojas de zinc por un lado y dióxido de manganeso en el otro. Si esto fuera así, llegará un momento en que la campana no funcionará más, ya sea porque el zinc se oxide o el manganeso se acabe, pero hasta el momento la campana ha sonado más de 10.000 millones de veces.