El expresidente francés Nicolás Sarkozy fue condenado este lunes a tres años de cárcel, uno de cumplimiento efectivo y dos en suspenso, por un tribunal de París que encontró culpable de los delitos de corrupción y tráfico de influencias.
Igualmente, se da por descontado que el exmandatario de derecha (2007-2012) no pasará a prisión, ya que la jueza del caso dijo que tenía derecho a solicitar el cumplimiento de la pena bajo detención domiciliaria con una pulsera electrónica.
Además, la abogada de Sarkozy, Jacqueline Laffont, dijo que apelará la condena, a la que calificó de “extremadamente severa” y “totalmente infundada e injustificada”. Y, aun si el fallo es ratificado, el exmandatario podrá recurrir luego al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH).
Ambas instancias de apelación supondrán la suspensión provisoria de la pena hasta que quede firme o sea revertida.
Los fiscales pidieron que Sarkozy, de 66 años, fuera condenado a cuatro años de cárcel, dos de ellos firmes, por haber intentado sobornar a un juez en 2014 con un puesto muy codiciado a cambio de información sobre un proceso en su contra.
Sin embargo, el tribunal determinó que efectivamente hubo un “pacto de corrupción” entre el mandatario, su abogado habitual Thierry Herzog, de 65 años, y el exmagistrado Gilbert Azibert, de 74, pero condenó a todos a tres años de cárcel, uno efectivo y dos en suspenso.
Desde la justicia consideraron que llegó a su veredicto sobre la base de evidencia “seria y consistente”, y señalaron que los hechos juzgados eran “particularmente graves”, ya que fueron cometidos por un expresidente que usó su influencia para ayudar a un juez que sirvió a sus intereses.
Como además es abogado, estaba “perfectamente informado” de que lo que hacía era ilegal, agregó el tribunal.
Se trata de la primera vez en la historia moderna que un expresidente de Francia es condenado por corrupción por actos que cometió al estar al frente de ese país.
Su antecesor y mentor político el expresidente Jacques Chirac fue condenado en 2011 por malversación de fondos públicos cometida cuando era alcalde de París, pero, por sus problemas de salud, nunca compareció ante la corte.
Sarkozy, que repitió incansablemente durante su juicio que nunca ha cometido “el más mínimo acto de corrupción”, escuchó su sentencia de pie mirando fijamente al tribunal.
El expresidente y sus abogados no hicieron ninguna declaración al retirarse del recinto, pero la esposa de Sarkozy, reaccionó en Instagram.
“¡Qué ensañamiento insensato, mi amor Nicolás Sarkozy!”, publicó la exmodelo y cantante Carla Bruni, junto a una foto de la pareja abrazada.
“La lucha continúa, la verdad saldrá a la luz. #injusticia”, escribió en la red social.
Herzog también fue condenado a una inhabilitación profesional de cinco años, pero presentó inmediatamente un recurso de amparo, que entonces dejó suspendida la misma hasta el pronunciamiento del tribunal de apelación.
Esta condena para Sarkozy llegó a pocos días de que se enfrente a un segundo juicio el 17 de marzo en el caso “Bygmalion”, relativo a los gastos de su campaña presidencial de 2012.
Sarkozy fue condenado por haber intentado corromper, junto con Herzog, a Azibert, cuando éste era juez del Tribunal Supremo.
La acusación sostiene que el exmandatario buscaba obtener informaciones cubiertas por el secreto profesional e influir en las diligencias abiertas ante la alta jurisdicción relacionada con el denominado caso Bettencourt.
A cambio, habría ofrecido a Azibert su ayuda para obtener un puesto de prestigio al que éste intentaba llegar en Mónaco, aunque nunca lo consiguió.
Al leer su sentencia, la juez Christine Mée precisó que Sarkozy, que era “garante de la independencia del poder judicial, utilizó su condición de expresidente para favorecer a un magistrado para servir sus intereses personales”.
Durante el juicio, que terminó el 10 de diciembre, la defensa protestó contra un caso basado en “fantasías” e “hipótesis” y solicitó la absolución de los acusados.
Retirado de la política desde 2016 pero todavía muy popular en la derecha francesa por su estilo combativo y su discurso duro sobre la delincuencia y la inmigración, Sarkozy tiene una gran cantidad de cuentas pendientes ante la justicia de aquel país.
También fue acusado de haber recibido millones de euros del ex líder libio Muammar Kaddafi para su campaña electoral del año 2007.
Kaddafi fue asesinado en 2011 por grupos islamistas que se levantaron contra su Gobierno apoyados militarmente primero por el Gobierno francés de Sarkoy y el británico y luego por fuerzas de la OTAN, estas últimas con mandato de la ONU.
Durante el mes de febrero, fiscales abrieron otra investigación sobre presunto tráfico de influencias por sus actividades de asesoramiento en Rusia.