Tres pacientes parapléjicos volvieron a caminar gracias a un implante que estimula eléctricamente su médula espinal, un avance que podría generalizarse en unos años según un estudio publicado hoy en la revista Nature Medicine.
De acuerdo con la publicación, “esta tecnología ha permitido a tres parapléjicos volver a ponerse de pie, caminar, montar en bicicleta y nadar”.
Los tres pacientes habían perdido la sensibilidad en las piernas como resultado de accidentes que dañaron su médula espinal, contenida en la columna vertebral, una extensión del cerebro que controla muchos movimientos que pueden perderse si se daña ese contacto.
En el caso de los tres pacientes, fue posible revertir la situación, según reportó la agencia de noticias AFP.
En Lausana (Suiza), un equipo dirigido por la neurocirujana Jocelyne Bloch y el neurocientífico francés Grégoire Courtine, implantó unos 15 electrodos que permiten estimular eléctricamente varias zonas de la médula espinal.
Se trató de la culminación de diez años de tratamientos con el objetivo de convertirlos en una terapia que cambie la vida de muchas personas.
“La idea de enviar una corriente eléctrica para recuperar el movimiento perdido se remonta a varias décadas y se puso en práctica por primera vez en 2011, cuando un parapléjico pudo volver a ponerse de pie”, señalaron los investigadores.
En esta oportunidad, los pacientes operados fueron capaces de dar sus primeros pasos en una cinta de correr en un laboratorio casi inmediatamente, aunque el movimiento no es comparable a la marcha normal.
“No hay que imaginarse un milagro inmediato, pero nos permite entrenar enseguida en esas actividades”, explicó Courtine a la prensa.
Tras cinco meses de rehabilitación, los progresos fueron considerables, y uno de los pacientes fue capaz de caminar casi un kilómetro sin interrupción.
Para lograr estos avances, los investigadores mejoraron drásticamente la tecnología utilizada en experiencias anteriores, basabas en herramientas de estimulación eléctrica preexistentes.
Tales dispositivos habían sido diseñados para reducir el dolor en lugar de estimular el movimiento.
“Este último, es un objetivo mucho más complejo, sobre todo porque cada ser humano tiene una médula espinal con características muy diferentes”, detallaron.
Según Bloch, “esta vez, los electrodos son más largos y más grandes que los utilizados antes, lo que permite acceder a más músculos”.
“Otro avance importante es que, gracias a un software que utiliza inteligencia artificial, los impulsos eléctricos son mucho más precisos y se corresponden mejor con cada movimiento, en lugar de ser un flujo indiscriminado de corriente”, agregó.
La neurocirujana espera que “en los próximos años” puedan generalizarse estos avances.
“La tecnología debe someterse a ensayos clínicos mucho más amplios coordinados por una startup holandesa, Onward, cuyo objetivo es facilitar su uso con un teléfono, por ejemplo”, continuó Bloch.
Una de las limitaciones del sistema es que, cuando se apaga la estimulación eléctrica no tiene ningún efecto duradero, y no se puede mantener permanentemente, porque agotaría el organismo de los pacientes, especificó.