Juan Ignacio Bonfiglio es licenciado en sociología por la Universidad de Buenos Aires y miembro del Observatorio de la Deuda Social Argentina, (ODSA-UCA) y pasó por Radio News para hablar de los nuevos datos informados por ese ente en el programa que conducen Christian Sanz y Claudia Durán.
Preguntado sobre cómo toman las mediciones, contestó que “muchas veces no se tienen en cuenta los factores que determinan los datos. En principio tenemos dos medidas que son complementarias que es la medida de pobreza por ingresos y tiene que ver con cotejar los ingresos con una canasta básica de bienes y servicios”.
En ese sentido agregó que “tenemos lo que sería la medida de indigencia, se toma una canasta básica solamente compuesta por alimentos”.
“Los datos que tenemos es que la pobreza por ingresos supera el 44% de la población y el 10% vive en hogares cuyos ingresos no alcanzan a cubrir los alimentos”, aseguró.
Con respecto a la segunda medida que se toma, comentó que se basa en “el acceso a la vivienda, el acceso a servicios, educación, empleo, seguridad social”; añadiendo que hay “distintos países que se usan esa medición. Tomamos como referencia una medida que se desarrolló en México que determina que un hogar es pobre si tiene ingresos por debajo de la línea de pobreza y al menos presenta carencia de una de estas” prioridades.
“Estamos pensando en una canasta básica de 45 mil pesos para un grupo familiar compuesto por dos adultos y dos niños” aclaró.
Asimismo comentó que “según los datos que tenemos hay un incremento de 4 puntos porcentuales de indigencia y un 10% en relación a 2019”.
“En términos cualitativos, hay una población que pasa a ser pobre en el 2020, la pandemia concretamente tuvo como consecuencia un impacto sobre el mercado de trabajo” ya que “afectó a los informales, por cuenta propia, empleo en pequeños establecimientos”.
Sin embargo destacó que “si bien cayó sobre empleos menos estructurados, en muchos casos cayó en actividades que no son actividades vinculadas necesariamente a la pobreza” argumentando que hubo “mucho sector medio que en muchos casos han perdido capital y recursos importantes”.
Por tanto, se puede decir que “la nueva pobreza podría pensarse en ese sentido”.
Consultado sobre si los números podrían mejorar para el 2021, respondió que “sería muy bueno, no lo sabemos, hay que ver si hay más allá de este principio de recomposición, que es un fenómeno visible y lleva a una reactivación de la actividad económica, el Gobierno apuesta mucho a qué es lo que pase con la obra pública como factor dinamizador de la economía, no hay que perder de vista el efecto que puede generar el incremento de los precios”.
“Estamos viendo como la inflación se incrementa y esto va a asumir un dinamismo mayor en la medida de que las actividades económicas vayan volviendo a una situación de mayor presencia. Esto también va a generar un incremento de los precios” analizó el especialista.
Por tanto, “hay que ver en qué medida esto afecta también en los ingresos de los hogares” ya que “tenemos la necesidad de recomposición económica y empleo y la necesidad de que no haya un incremento significativo de los precios que genere una pérdida considerable en los ingresos reales”.
Consultado sobre cómo saben cuál es la diferencia entre los índices actuales y los que podrían haber sido sin la ayuda del Estado, respondió que “es una simulación en base a datos estadísticos que lo que se hace es calcular para ese hogar cuál hubiese suido su ingreso si no hubiese tenido su el” aporte por parte del Estado.
Y finalizó asegurando que “el ingreso que viene por parte de transferencia monetaria sobre el ingreso total de los hogares, hay un impacto positivo, el nivel de pobreza estaría en el 53% y la indigencia está en un nivel cercano al 10%. Sin IFE ni tarjeta alimentar y sin considerar la Asignación Universal por Hijo, estaríamos en un 20%”.