“Siempre hay segundas oportunidades”: así fue el paso de Rodrigo Isgró por el penal de Boulogne Sur Mer

El rugbier mendocino estuvo junto a “Los Caciques”, para promover la práctica de este deporte en contextos de encierro.

Autoridades del Servicio Penitenciario de Mendoza, junto con responsables y voluntarios del programa Rugby e Inclusión, y 24 jugadores de “Los Caciques”, recibieron a uno de los principales referentes de este deporte para continuar impulsando los beneficios que generan este tipo de actividades tendientes no sólo a mejorar la salud, sino también para la incorporación de valores como la disciplina y el trabajo en equipo.

Desde el Área de Deportes del Complejo Penitenciario Boulogne Sur Mer, destacaron que estos encuentros con deportistas destacados y reconocidos, permiten que las personas privadas de libertad puedan hablar con ellos para mejorar técnicas y tácticas, y demostrarles los valores y el compromiso con el que cuentan para seguir creciendo.

Es importante destacar que este deporte llegó a los complejos carcelarios de nuestra provincia en 2016, inspirado en el modelo implementado en Buenos Aires, con el equipo de “Los Espartanos”, quienes lograron bajar significativamente la reiterancia y la conflictividad intramuros mediante la práctica deportiva.

“Verlos a ustedes acá, ver cómo empiezan a incorporar los valores de este deporte: cómo se respetan, cómo se entrenan, como se superan día a día. Eso creo que es muy importante, que es el sendero por el que tienen que seguir, y lo más lindo de la vida es que siempre hay segundas oportunidades muchachos. Vale el perdón, vale disculparse, vale volver a arrancar. Los felicito a todos y ojalá nos veamos pronto”, expresó Rodrigo Isgró.

Para el final del encuentro, el capitán de los Caciques expuso unas palabras e hizo entrega de presentes, en muestra de agradecimiento y apoyo de todas las familias de cada uno de los jugadores que apuestan diariamente a este proyecto.

En Mendoza, los integrantes de este equipo son personas privadas de libertad alojadas en un mismo módulo. Allí, se apuesta a la buena convivencia, la cooperación y el acompañamiento espiritual para favorecer el proceso de resocialización.

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